19/10/09

Costa-Gavras: "La sociedad ha ido a peor. Antes, al menos, había esperanza"

Tras pasar por la Mostra de Valencia, el director
presenta esta semana en los cines su nueva película, Edén al Oeste


Costa-Gavras Foto/Vincent Bosh


Tras más de cuarenta años como portavoz de la injusticia social y política, mediante filmes como Desaparecido, el realizador francogriego Costa-Gavras confiesa su decepción por el adormilamiento social en un momento en el que opta por dar una visión más luminosa de la emigracion en Edén al Oeste.

"La sociedad ha ido a peor. Antes, al menos, había esperanza", explica Costa-Gravras, quien quizá por este sentimiento de desilusión ha decidido imprimir un tono de fábula mágica a su nueva película, que llega este fin de semana al circuito comercial español tras pasar por la Mostra de Valencia.

"Ha cambiado todo radicalmente y yo también he envejecido mucho", dice con más firmeza que melancolía el que denunciara la mano invisible de Estados Unidos en la dictadura de Pinochet en Desaparecido o retratara las trabas en la investigación de la muerte de un líder pacifista griego en Z.

"En los sesenta y setenta podíamos tener posiciones claras. Había dos grandes bloques y elegir uno de ellos, filosóficamente, marcaba ya el camino", explica. "Hoy se habla de dos ideas bastante básicas como libertad y democracia como si pudieran resolver todos los problemas. Pero la democracia se ha banalizado absolutamente. El mundo está dirigido por las grandes empresas", asegura.

Buscando un nuevo lenguaje para los nuevos tiempos, Edén al Oeste aborda la problemática de la emigración desde una perspectiva diferente. "Quería mostrar al emigrante no como un portador de drama y tragedia, sino como alguien que trae luminosidad a la gente de ese mundo supuestamente más rico", asegura.

Así, Elias, el protagonista, se enmascara en el magnetismo sexual del actor italiano Riccardo Scamarcio que, desde desembarca en las islas griegas hasta que llega a París, ejerce como catalizador de las deficiencias emocionales que emergen en el bienestar.

"Hay tanta soledad a un lado como al otro", sentencia el director de "La caja de música", quien asegura que en Edén al Oeste ha decidido centrarse antes en las personas corrientes que en el poder.

"En películas mías como Amen he hablado del silencio de los dirigentes, de su indiferencia antes situaciones verdaderamente dramáticas". Ahora, realiza "un retrato del conservadurismo cotidiano", resume.

No obstante, "nadie como individuo puede dar solución a la problemática de la emigración", sentencia. "Lo máximo que podemos hacer es, como sucede en la película, darles una chaqueta, comida o una cama. La verdadera responsabilidad la tienen los gobiernos".

Y, como ya hiciera en Mad City, también salpica con su crítica a los medios de comunicación, "obligados a correr para encontrar momentos espectaculares para dárselos al público", según él. "El cine tiene todavía la libertad para hablar de una manera un poco más libre que la televisión", asegura Costa-Gavras. Y de ella hace uso para, al fin, inyectar en el espectador esa esperanza que considera extinta.

Costa-Gavras, que como otros realizadores como Roman Polanski ha desarrollado una suerte de cine apátrida e itinerante, reconoce que su elección a la hora de elegir la nacionalidad de una película depende únicamente de la historia. "Hago la película en el país en el que me dejen hacer lo que yo quiero y con mis medios. Si no, no la hago", afirma el realizador que dio a Argelia su único óscar por Z, a Estados Unidos la Palma de Oro por Missing y ahora, con Edén al Oeste, ha contado con dinero de Francia, Italia y Grecia.

En cambio, a la que otrora fuera su campamento base para su cine, Latinoamérica, no planea volver, puesto que las cinematografías locales han tomado el relevo para la denuncia.

"Sin duda, Argentina, Brasil y Perú está ofreciendo uno de los mejores cines sociales del momento" asegura quien, no en vano, dio el Oso de Oro a la Tropa de Elite, de José Padilha, cuando presidió el jurado del Festival de Cine de Berlín en 2007.

El próximo blanco de su denuncia, de todas maneras, todavía es indefinido. "Por desgracia, hay todavía muchas historias que necesitan ser contadas. Sólo tengo que ver cuál puedo contar mejor", concluye.

fuente: EFE/Elcultural.es http://cinenojo.blogspot.com

15/10/09

Manifiesto del cinéfilo

Hay gente a la que le gustan las películas y hay cinéfilos. La diferencia no es sutil. A aquellos les gustan como podrían gustarle el pollo en brasas o los cigarrillos mentolados. Son los que van al cine en manadas o al menos en pareja (y, en este caso, para besarse y toquetearse), piden un perro y una pepsi y sus juicios de valor están constituidos únicamente por frases del tipo “Esa película es arrecha”. A los cinéfilos, en cambio, les pasan otras cosas. El cine es una experiencia intrínseca al hecho mismo de vivir. Serán los cinéfilos, entonces, quienes apreciarán estos apuntes de Dillinger, un magnífico manifiesto del cinéfilo:
Eres Ingrid Bergman volviendo desde el pasado para romperme
el corazón. Rita Hayworth quitándote el guante de la madrugada. Eres Sophia
Loren subiéndose una media en la Piazza Navona y eres Anita Ekberg resurgiendo
entre las aguas de Roma. Eres Leslie Caron bailando en París. Diane Keaton
sentada en un parque de Manhattan. Eres la mujer que me envenena, la mujer que
me mata, la mujer del cuadro eres tú. Eres Shirley MacLaine abriéndome el
ascensor. Eres Catherine Deneuve bajo la lluvia de Cherburgo. Jean Seberg
robándome un cigarrillo. Debbie Reynolds sacándome de un apuro. Eres Lauren
Bacall cantando en un hotel de La Martinica. Ida Lupino en mi último refugio.
Eres Marilyn suicidándose con Seconal. Ana Karina bailando el twist. Eres Gena
Rowlands esperando en la puerta de un teatro la respuesta del tiempo. Eres
los 0jos de Bette Davis y Ava Gardner fumando de madrugada. Eres la fiera de
mi niña y Mary Astor acariciando la materia de la que están hechos los
sueños. Eres las piernas de Cyd Charisse. El pelo de Maureen O’Hara.

Cinefilia es pasión, no cabe duda. Como nota al margen, vayan a leer el blog de Juan Carlo Rodríguez, donde no se hace crítica de cine: se destila cinefilia.
http://cinenojo@blogspot.com

12/10/09

Roman Polanski: "Todos nos queremos acostar con jovencitas"

En 1979 Roman Polanski acababa de dejar Estados Unidos
escapando de una posible condena por violación a una chica de 13 años, por la
que ahora permanece detenido. Entonces se encontró en París con el escritor
Martin Amis. El resultado es el artículo que se ofrece íntegro a continuación,
publicado en su día en la revista Tatler y en la colección de ensayos Visitando
a Mrs. Nabokov.


JOVEN ESCRITOR ENTREVISTA A CINEASTA EN APUROS. Martin Amis, a la misma edad con la que entrevistó a Roman Polanski en París.
Martín Amis

"Cuando era conducido a la comisaría de policía desde el hotel, la radio del coche ya estaba hablando de ello. Los periodistas llamaron a la policía antes de mi detención para intentar dar la noticia de última hora. No lo podía creer... Pensé, ¿sabes?, que me despertaría de aquella pesadilla. Soy consciente de que si hubiera matado a alguien, eso no tendría tanto atractivo para la prensa, ¿me entiendes? Pero tirarse, ya me entiendes, a chicas jóvenes... Los jueces quieren tirárselas. Los jurados quieren tirarse a chicas jóvenes, ¡todo el mundo quiere tirarse a chicas jóvenes! Pero no - y entonces me di cuenta-,esto iba a ser otra cosa muy, muy gorda".

"Eso jamás podría pasarme a mí" es la clase de comentario que Roman Polanski nunca podrá pronunciar. Y, si suceden cosas raras, él será la clase de hombre a quien sucederán. A pesar de su reputación de urdidor, de persona eufórica, de insensible matón, Polanski ha sido, en muchos aspectos, un juguete del destino. Cuando habla de forma entusiasta y, tal vez, una pizca en tono sentimental, sobre todas las promesas y esperanzas, el estilo y la libertad de los años sesenta, le parece a uno que no existe víctima más obvia y patente de las extremas ironías de aquel decenio.
Para Roman, los sesenta fueron años llenos de energía y logros, que terminaron (como, en cierto sentido, terminaron para todos los demás) el 9 de agosto de 1969 con el sangriento asesinato de su esposa embarazada, Sharon Tate. Su periodo de recuperación se vio entonces jalonado de artículos constantes y odiosamente insultantes en la prensa, en los que se daba cuenta de cómo el señor y la señora Polanski habían abierto la puerta a su propio castigo y perdición (experimentación con drogas, degradación, extraños rituales, etcétera). No fue su primera experiencia de desmedidos padecimientos y humillación. Ahora está metido en una clase de lío completamente distinto.

Primero me dirigí a su piso, estilo Hockney, una verdadera monada, entre los Campos Elíseos y el Sena. Pocos edificios de pisos habrá en París más elegantes: Marlene Dietrich solía ocupar allí un piso, como también algún digno miembro (o de otro tipo) de la dinastía Pahlevi. Esperé unos minutos en la sala de estar carente de libros mientras el ágil mayordomo de Polanski me preguntó si prefería mi vaso de cerveza coronado de espuma o no. Opté por la espuma y no hube de arrepentirme. Polanski salió puntualmente de su dormitorio; vestía tejanos hechos a medida y camisa azul con iniciales. Andaba con paso y gesto vivos y parecía tener unos dieciséis años, impresión que no se desvaneció tras varias horas en su compañía. Pensé que su éxito considerable y comprobado con las mujeres tenía mucho que ver con tal circunstancia. Contemplando al pequeño Roman, las mujeres no sentirían el deseo de verse maltratadas por un priápico y problemático director de cine; tan sólo querían llevarse al pobre niño abandonado escaleras arriba y dejar que se durmiera sollozando en sus brazos.

Aparentar dieciséis años, claro, no te da derecho a irte a la cama con adolescentes. A pesar de lo que dice Polanski contra Polanski, no todo el mundo quiere tirarse a chicas jóvenes. Y uno no puede ocultarse tras una falsa universalidad: no puede esconderse entre la multitud; además, la mayoría de la gente que quiere tirarse a chicas jóvenes no se tira a chicas jóvenes. No tirarse a chicas jóvenes aparentemente deseosas de ello es claramente un notable desafío. Pero incluso Humbert Humbert (protagonista y narrador de Lolita,de Nabokov) cayó en la cuenta de que las chicas jóvenes no saben realmente si quieren o no. El pederasta roba infancias. Uno tiene la sensación de que Polanski nunca ha tratado siquiera de entenderlo.
"¿Bebes cerveza?", me preguntó con rutinaria incredulidad.

Tiene una voz hueca, declamatoria y no sólo con acento sino de incisivo estilo.
"Así es", dije. "En su artículo sobre usted, Kenneth Tynan dice que prácticamente no bebe. ¿Es eso...?".
"Ah, Kenneth Tynan está lleno de mierda", dijo, dando vueltas por la habitación. "Bebí mucho vino ayer por la noche, la verdad... Pero ahora tengo mucha hambre".

Comimos en un ruidoso restaurante alemán a la vuelta de la esquina. Polanski come tan agitado como habla. "Mira, prueba los arengues - no arangues, arenques...-,esto es buenísimo, ¿quieres un poco?... Te preparo un trocito, un poco de cebolla encima... ¡Ahí tienes!". Los otros comensales le señalan y cuchichean; los inmaculados camareros le miman afectuosamente. Es una de esas personas que pueden gritar al servicio sin ofender: si chilla pidiendo una cerveza, es porque necesita una cerveza, y ahora mismo.

Según las informaciones de prensa, Polanski se encontró con una fría recepción en París tras su huida de Estados Unidos a principios de 1978 ("No le he llamado, y no pienso hacerlo", dijo Joseph Losey. "Es la huida de un cobarde. La gente cierra filas contra él", dijo Robert Stack). Plenamente consciente de su condición proclive a la catástrofe, nota que París es un buen sitio para mantenerse a salvo. "Aquí la gente es muy madura y adulta", dice; y añade, en uno de sus estallidos de elocuencia balbuciente que sobresalen de vez en cuando de su inglés oxidado, entrecortado, siempre entrañable. "Estoy intentando atenuar esos contrastes en mi carácter que motivan que destaque como gallina en corral ajeno en donde estoy". (Me encanta ese "como"). Está decidido a volver a Estados Unidos a pesar de la remota posibilidad de una sentencia de cárcel de 50 años por drogar y violar presuntamente a una chica de trece años. "Pero me siento muy bien acogido en París - precisa-yme quedaré durante algún tiempo. A menos que haya alguna novedad".

Al fin y al cabo, nació aquí, en 1933.

Los primeros años de su vida estuvieron relativamente exentos de desastres. En 1936 su familia volvió a Cracovia. De niño Polanski vio las barricadas levantadas al final de su calle: los nazis estaban bloqueando el gueto. En 1941 sus dos progenitores fueron llevados a campos de concentración. Justo antes de que el gueto fuera finalmente asaltado, Polanski escapó a través de un agujero en la alambrada. "Un día, fuera del gueto, vi gente marchando en columna, vigilados por alemanes. Mi padre estaba entre ella. Anduve a su lado durante un rato pero él me hizo un gesto para que huyera. Sobrevivió cuatro años en un campo. Esa fue la última vez que le vi". Su madre murió en Auschwitz.

La juventud de Polanski estuvo varias veces al borde del desastre. Fue criado por campesinos católicos en la remota campiña polaca. Un día, cogiendo moras, fue herido de un tiro fortuito de soldados alemanes que practicaban con él "como si fuera una ardilla o algo parecido". De regreso a la Cracovia liberada en 1945, la onda expansiva de la única bomba que dejó caer uno de los últimos ataques aéreos alemanes reventó la puerta de su lavabo, hiriéndole el brazo. A los dieciséis años, siendo estudiante de arte en Cracovia, un amigo de un amigo le condujo a un búnker subterráneo y ofreció venderle una bicicleta de carreras. "Siempre quise una bici de carreras". Describió lo que siguió muy vivamente, con sus cuidadosos énfasis, inclinándose hacia adelante y apartando su pelo para mostrarme las cicatrices en su coronilla.

"Yo iba andando por el túnel, ¿sabes? Él estaba detrás de mí. Yo repetía, ´¿Pero dónde está la bicicleta, señor?´. Entonces pensé que había recibido de repente una descarga eléctrica, creí que había tocado un cable o algo similar, o pensé que había algún otro atacante allí bajo. No podía creer que el hombre me estaba golpeando en la cabeza. Pero estaba haciéndolo, con una piedra, cinco veces".

El agresor de Polanski, detenido ese día, ya había cometido tres asesinatos. Cuando salió tambaleándose del búnker, Polanski había perdido tanta sangre que aún se estremece de miedo cada vez que entra en una ducha.

Y, a pesar de sus éxitos internacionales, la vida de Polanski jamás se ha desembarazado de lo grotesco y calamitoso. A lo largo de los años, al menos media docena de sus amigos íntimos y asociados han topado con muertes violentas, insólitas o extrañas - suicidios, enfermedades raras, un extraño accidente de tren-.Ya constituye un tópico decir de Polanski que sus películas, con su énfasis en el terror, el aislamiento y la locura, no parecen más que un comentario endemoniado sobre su vida. Sin embargo, cabe admitir que tal impresión es inevitable a la luz de los atroces acontecimientos ocurridos en la casa Cielo Drive en 1969. Polanski, cabría pensar, ha aguantado suficiente para veinte vidas.

"Claro, mi vida ha sido muy extraña, llena de cosas extrañas. Pero a mí no me lo parece, ¿sabes?, desde mi perspectiva. Mi vida es sólo algo que yo vivo, ¿entiendes? Sólo cuando adopto una posición más objetiva veo lo extraña que ha sido".

A cierta distancia irónica, tal es el papel que Polanski interpreta en sus apariciones infrecuentes en sus propias películas. Tiene una escasa consideración hacia los actores ("el actor inteligente es una rareza, casi una paradoja") y pocas pretensiones sobre sus propias capacidades delante de la cámara: "Sólo me utilizo porque soy barato y no doy problemas.

Es tan agradable trabajar conmigo, ¿sabes? Siempre hago lo que me digo que haga". De hecho, es un actor de limitado registro, pero un tono perfecto: posee un sentido firme e inequívoco para la comedia y expresa el patetismo de la vulnerabilidad. En sus dos papeles más memorables - el nervioso e inquieto cazador de vampiros en El baile de los vampiros y el administrativo polaco que pasa inadvertido y aparece inerme y asustado en El quimérico inquilino-Polanski retrata, con auténtica sensibilidad y cercanía, al hombrecillo a quien le pasan cosas extrañas. En esas películas el hombrecillo teme que le ocurran cosas extrañas y reacciona con un horror obediente y sumiso mientras tienen lugar. Parece creer que si estas cosas extrañas no le estuvieran pasando, le, sucederían otras cosas extrañas en su lugar.

Recordé este personaje varias veces durante la comida, más especialmente cuando Polanski describió su reciente estancia en prisión en relación con el caso de la "violación" en Los Ángeles.Al principio a regañadientes, luego embargado de alegría y satisfacción, entre dolorosos gemidos mezclados con gozosos recuerdos, me explicó cómo comenzó su encarcelamiento de seis semanas.

"Cuando llegué en plena noche, ¡no podía entrar en la maldita prisión! ¡Había demasiados periodistas y cámaras alrededor! Y todos los presos estaban en el patio porque lo habían oído en las noticias y exclamaban: ´¡Eh, cómo te va, Polanski!´. Sin embargo, era como unas vacaciones, un refugio. ¡Fue increíble! No me importaría volver allí ahora mismo, ahora sé cómo es. Es interesante pasar al otro lado, donde está la gente mala. ¡Lleno de increíbles asesinos! ¡Había alguien que había matado a dieciséis personas!". Asiente con la cabeza, añadiendo más tranquilo y resignado: "Ese es el problema, nunca sabes cuándo va a apuñalarte la gente, ¿sabes? Ese es el único problema, que pueden matarte en cualquier momento".

La condición de resignación, de pronunciado y asumido estoicismo, es, tal vez, lo que atrajo a Polanski hacia el personaje de Tess d´Urberville. Llamada simplemente Tess,la última propuesta de Polanski se estrenó en Francia a finales del año pasado, con halagüeño éxito crítico y comercial. Es una obra fiel, quizá demasiado fiel, ciertamente demasiado larga y obra en conjunto fallida. La dificultad de la película (como, en otro sentido, es la dificultad del libro) se refiere al personaje de Angel Clare, la presuntamente adorable réplica del canallesco personaje seductor de Tess, Alec d´Urberville. La cuestión es que Hardy juega con estos contrastes melodramáticos (Angel tañendo su arpa en el ático, Alec entrevisto a través de llamas portando una horca), dejando bien claro que Angel es más sutilmente vil y despreciable de lo que Alec podría serlo jamás. Polanski era consciente de la ambigüedad, aunque no creo que nunca la solucionara.

"Sí, muy bien, hablemos de películas. Las películas son mi terreno, son lo mío, ´mi taza de té´, como dicen en Inglaterra". Alza la mirada maravillado. "Creo que me voy a fumar un puro. ¿Quieres uno?... Lo que me atrajo del personaje de Tess fue su increíble rectitud e integridad combinada con su... ¿sumisión? No, su sometimiento y su fatalismo. Nunca se queja. Le suceden todas estas cosas muy... injustas y nunca se queja hasta el final. El libro es más complicado moralmente de lo que al principio puedes imaginarte. Alec tenía una perspectiva fría, materialista, de la vida, pero no es excesivamente malo o perverso para los estándares de hoy".

- "¿Y qué piensa de Angel"?

- "Bueno, para mí Angel es una basura absoluta. Es muy representativo, a mi entender, del hombre joven lleno de ideas revolucionarias, pero en cuanto le afectan personalmente resulta ser tan hipócrita como todos los demás".

Me sentí obligado, en este punto, a decir que el papel de Peter Firth en el personaje de Angel parecía ciertamente cuestionable. De hecho, es desastroso. Angel parecer tener todos los rasgos del protagonista romántico. La verdad vulgar y prosaica es que Peter Firth estaría bien si se pareciera más a Robert Redford y menos a Jimmy Carter. Polanski se encogió de hombros y discrepó, mostrando tan sólo un moderado desacuerdo. Por suerte fue un alivio para ambos pasar a elogiar la interpretación maravillosamente sólida de Natassia ANGELA GORGAS ANFGELA Kinski como Tess. Polanski habló de ella con afectuosa admiración... dándose también algo de importancia. Es una protegida suya y, naturalmente, también una ex.

Le pregunté cuál de sus películas le gustaba más. "Las películas son como las mujeres" - según había podido saber, para Polanski muchísimas cosas son como las mujeres-."Siempre amas más a la última hasta que aparece la siguiente". "Pero, claro - continúa-,hay películas por las que sientes una debilidad especial. Algunas de mis películas más elogiadas - La semilla del diablo,Repulsión,El quimérico inquilino-eran en gran parte realizadas por conveniencia, por cuestiones de tiempo o dinero o para complacer a un productor. Personalmente no habría decidido rodarlas, ¿sabes? Pero mi cabeza me dice que Callejón sin salida es mi mejor película, es mi película con más entidad propia. Tiene únicamente sentido como película, en sí misma y como tal. Mi corazón me dice que El baile de los vampiros es mi favorita. Cada año me gusta más. Supongo que revivo mi felicidad en el momento de hacerla. Era hacia finales de los sesenta. Todo el mundo estaba lleno de esperanza y tenía la moral alta. Yo estaba haciendo una comedia con gente que me gustaba y, claro, con Sharon... ¡Pero Tess me gusta mucho ahora!".

Sería muy temerario sacar una conclusión sobre cómo es Polanski. Es algo fanfarrón, exhibe un discurso salpicado de tópicos del mundo de los espectáculo ("Jack Nicholson es un gran profesional") y etiquetas fáciles de citar ("Me gusta la comida, me gustan las mujeres y, sobre todo, las mujeres a quienes les gusta la comida", etcétera, etcétera.). Sin embargo, hay mucho en él de generoso, de natural, incluso de diáfano. Su seguridad y confianza en sí mismo, por ejemplo, es una realidad, yno la confusión y el desastre sonrientes que se hacen pasar por seguridad y confianza en el mundo del cine. Es evidente que a veces ha ido demasiado lejos en lo que se refiere a las gratificaciones que le ofrece su entorno de avance por el carril rápido, como demuestra ampliamente el proceso de California. Pero ha sobrevivido a una vida extraordinaria y aún es él mismo.

Después de comer, me invitó a su sala de montaje en los Campos Elíseos, donde está preparando Tess para las versiones inglesa y estadounidense. Es un piso triste y lúgubre, lleno de franceses lúgubres que fuman Gitanes. Polanski ha invertido veinte minutos en cortar medio segundo de un plano que indica un nuevo paso en el triste declive de Tess. Le he preguntado si estaba preocupado por que la película pudiera considerarse equivocadamente como un ataque al feminismo.

- "¿Qué? Tess responde apropiadamente a los acontecimientos y como persona. ¡El Movimiento de Liberación de la Mujer es un absurdo! ¿Cómo puede la mitad de la especie oponerse a la otra mitad? No hay nadie que dijera en un momento determinado, ´así es como se comportan las mujeres´. ¡Las cosas son como son por la evolución! ¡Así es entre monos, entre perros y entre mariposas!".

- "¿Y las arañas?"

- "Las arañas, vamos a ver...", dijo, asintiendo con la cabeza y con semblante serio. "No, las arañas macho no lo pasan bien. Quizá deberían reunirse, hablar y hacer algo al respecto. No lo sé".


Detenido y deprimido
El cineasta polaco, encarcelado en Zúrich en virtud de una orden de extradición de Estados Unidos por abusar sexualmente de una menor en 1977, se encuentra "abatido" y "debilitado por un pequeño problema de salud", explicó su abogado en
una entrevista publicada hoy en "Le Parisien" y reseñada por la agencia EFE. "Lo visité el viernes y su estado general, desde un punto de vista tanto físico y psíquico, me preocupó", indicó el letrado Hervé Témime, uno de los juristas que se ocupan de la defensa del director de cine de 76 años. Según su abogado, dejando "de lado las consideraciones generales y jurídicas", lo más importante en el caso es "darse cuenta de las consideraciones humanas", tanto de Polanski como de la demandante, Samantha Geimer, y "buscar una solución" al asunto. Témime volvió a solicitar la puesta en libertad de su cliente y aseguró que Polanski "jura por su honor" no abandonar el territorio suizo, y está dispuesto a comprometer como garantía medios financieros y bienes, además de presentarse dos veces al día en la comisaría.

La venganza de Lolita
Arrestaron a Roman Polanski


Traducción: JoséMaría Puig de la Bellacasa © Clarín y La Vanguardia

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11/10/09

'La teta asustada' gana el XXVI Festival de Cine de Bogotá

'La teta asustada', ganó el XXVI Festival de Cine de
Bogotá
La directora peruana Claudia Llosa (derecha) y la actriz Magaly Solier
La película de la directora peruana Claudia Llosa, 'La teta asustada', ganó el XXVI Festival de Cine de Bogotá, que concluyó en la noche del viernes y en el que compitieron once países de América y Europa con 17 filmes, informó el sábado el certamen.
El seguno lugar lo ocupó 'Purgatorio', la cinta del mexicano Roberto Rochin, y el tecer puesto fue para la cinta española 'La buena nueva', de Helena Taberna.
La película 'Morenita', del mexicano Alan Jonsson, obtuvo una mención de honor.


Mi Comentario Crítico
La historia gira en torno a Fausta, sobreviviente de las secuelas de la violencia ideológica de Sendero Luminoso, que libró el Perú de Fujimori, y desde el vientre recibió el impacto del miedo de su madre, que comenzando muere en la película. De ahí se desprende el sugestivo título de la cinta. En adelante Fausta tratara de enterrar a su madre, que jámas existió para las autoridades.
Con una cámara nerviosa, que se mueve al paso del caminar de Fausta cantando una canción de arrullo, LLosa entrega una de las mejores películas que he visto en estos últimos tiempos sobre una etnía. Aclaro: no se trata de indagar sobre indigenismo. No. Ni nunca es la intención de la laureada directora, que también escribe el guión. Trasmite el drama del trauma de Fausta, que está en la sangre de su raza, en el color de una Lima árida, pobre y marginal, sin caer en el miserabilismo. Sus personajes están atravesados de solidaridad, humor; y el drama de Fausta logra hacernos recordar cómo en el Perú sobrevive una fuerte comunidad quechuahablante que conserva, casi en reducto de guetto, sus costumbres, su idioma como rebelión soterrada al asesinato de su último cacique Atahualpa. Sobresaliente la actuación de la Soler. Memorable. La
recomiendo.


9/10/09

Leopoldo Pinzón regresa al cine 25 años después de su película cumbre 'Pisingaña'

En este tiempo, el realizador colombiano ha estado dedicado a la docencia. Estuvo en Bogotá como presidente del jurado del Festival de Cine de Bogotá, que termina este viernes 9 de octubre.
Lepoldo Pinzón, realizador colombiano


El día que Steven Spielberg visitó la escuela de San Antonio de los Baños en Cuba, a mediados del 2003, no comió carne y confesó que es de los pocos directores que todavía monta sus películas en moviola, ese antiguo aparato al que se le inserta el rollo de negativo para editar toma por toma.

Las dos cosas las oyó el cineasta colombiano Leopoldo Pinzón, recordado por el filme Pisingaña (1985), en ese entonces director encargado de la institución y quien acompañó a Spielberg en el recorrido.

"Los grandes realizadores visitan San Antonio de los Baños, que goza de una excelente

reputación: allá vi a Francis Ford Coppola,
Robert Redford, Martin Scorsese, Ettore Scola...el mismo Akira Kurosawa regaló la cámara con la que rodó la legendaria Los
siete samuráis", recuerda Leopoldo, que nació en Guasca (Cundinamarca), hace 70 años, y quien forma parte de la dinastía de los hermanos Pinzón, recordados por sus trabajos en la radio, el cine y la televisión colombianos.

Este viernes, como presidente del jurado del XXVI Festival de Cine de Bogotá, que se clausura esta noche, deberá leer el fallo con los nombres de los ganadores.

"He sido renuente a ser jurado porque es una responsabilidad que lo sobrepasa a uno. Una decisión puede, incluso, cambiar el destino de las personas", asegura.

Con alguna anécdota por contar y siempre sonriente -a pesar del cansancio de las conferencias y después de haber visto películas todo el día-, Pinzón se remonta a mediados de los 80 y recuerda lo que ha significado para su carrera Pisingaña, su película más famosa, que, incluso, estuvo nominada al máximo premio del Festival Internacional de Cine de Moscú, en 1985.

"Las películas tienen esa fortuna: perduran en el tiempo. Pisingaña pasó por más de 20 festivales internacionales, se vio por la Televisión Española y hasta se estrenó comercialmente en varios países, pero eso no se supo en Colombia. Como sea, yo vivo muy agradecido con el cine", dice.

Pero el éxito de la historia de la joven campesina que termina en la ciudad como empleada doméstica desplazada por la violencia -protagonizada por Carlos Barbosa, Consuelo Luzardo y July Pedraza-, no fue suficiente para que Pinzón rodara una nueva película, después del cierre de Focine, así que, casi "sin querer, me dediqué a la docencia", comenta.

En 1988, lo llamaron desde Cuba para que dictara un taller de dirección. "Y me fue tan bien, que me convertí en el primer profesor al que sus alumnos le hicieron una fiesta dedespedida.Recuerdo que nos bebimos 21 botellas de ron, en la sala de edición, hasta el amanecer".

Del periodismo a la Unión Soviética

Antes de que Leopoldo se dedicara al cine y a la educación, fue periodista. Con escasos 19 años de edad, ya escribía crónicas para el periódico El Espectador y la Revista Semana.

"La combinación de las dos cosas fue una experiencia vital porque sin salir a las calles como periodista hubiera tardado más en comprender los problemas humanos, que son la materia prima de una película ".

Irónicamente, gracias al periodismo, Pinzón tuvo el mejor golpe de suerte en el cine; pues mientras asistía a un encuentro mundial de comunicadores, a bordo de una nave soviética que navegó por el Mediterráneo, hizo contactos con gente del Instituto de Artes Polytechna, de Praga (en la antigua Checoslovaquia).

"Como ya tenía algo de experiencia (había hecho un par de cortos con sus hermanos), la cinematografía checa me armó un programa especial para que estudiara dirección y fotografía de cine. Era tan bueno que ganaba 3.000 coronas al mes, vivía en un hotel y tenía traductor permanente", recuerda.

A su regreso a Colombia, se reunió de nuevo con sus hermanos Carlos, Germán, Roberto y Gerbert en diferentes proyectos, y luego se enfocó en los cortometrajes y las películas.

Hoy, después de haber pasado 25 años alejado de la producción, quiere volver a pararse detrás de la cámara para dirigir un guión que está terminando de escribir en la tranquilidad de su casa en Honda (Tolima). "Ya es hora de regresar, estamos pagando
horas extras", dice.

Una carrera de logros

El primer premio en el Festival de Cortometrajes de la ONU (1969); Mención de excelencia, del Instituto de artes Polytechna, de
Checoslovaquia (1964); el premio Ondra (1972); el Búho de Oro y el Búho de Plata, del Festival de Cine de Colcultura (1977 y 1978); el Círculo Precolombino a mejor director del Festival de Bogotá (1985) y la condecoración Orden de la democracia, que otorga el Congreso (1999) son, entre otros, los reconocimientos que Leopoldo Pinzón ha recibido a lo largo de su trayectoria como director y guionista.

En su filmografía se destacan los cortometrajes: Un reto dentro del gran reto, La patria de la soledad, Los nuevos maestros, Claustros
de la Nueva Granada, El desafío de Fúquene, la serie documental Colombia Viva y los largometrajes La abuela, Pisingaña y La cara de la desgracia.

A la par de la realización audiovisual y la docencia, Pinzón también se ha dedicado a diseñar proyectos académicos, como el de la
escuela especializada en cine que recientemente terminó cerca de Caracas (Venezuela).

También en ese país, se encuentra vinculado con el estudio de producción La villa del cine, donde realiza la evaluación de nuevos
proyectos.

fuente: vive.in http://cinenojo.blogspot.com

8/10/09

Dejan de filmar una obra de García Márquez por "pedófila"

GABO. El escritor publicó en 2004 la
novela que causa polémica.


Gabito Viejo

Una denuncia, en México, dice que la obra Memoria de mis putas tristes hace "apología de la trata de niñas".
Puebla ya estaba lista, sería el escenario de la versión cinematográfica de Memoria de mis putas tristes, la última novela de Gabriel García Márquez. Pero las locaciones quedaron vacías. Ayer, el proyecto se paró, habiendo quedado sin el 20 por ciento de su financiación -a cargo del gobierno provincial de Puebla- luego de que la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe presentara una denuncia ante la Procuraduría General de la República de México contra el filme y sus responsables, por considerar que se trata de una "apología de la trata de niñas".

Habrá que recordar que Memoria de mis putas de tristes es la historia de un anciano, asiduo concurrente a prostíbulos, que para celebrar su cumpleaños número 90 le paga a una madama para que le consiga una joven virgen. Teresa Ulloa, directora regional de la Coalición contra el Trafico, denunció que filmar una película que promueva la pederastía representa un riesgo, "principalmente en un país donde este delito crece con la tolerancia y complicidad de las autoridades". Alzó la voz también, contra el rodaje de la historia de García Márquez, la periodista Lydia Cacho, quién en su columna aparecida el lunes en el diario el Universal, cuestiona la decisión del autor de llevar a la pantalla esta historia, "en el momento en el que el mundo está luchando contra ola creciente explotación sexual comercial de niñas y adolescentes".

La periodista -que advierte además que si el libro tuvo un alcance limitado, el filme terminará en televisión y será de alcance masivo- encendió la alarma sobre las personas que están detrás de la realización de esta versión cinematográfica, lo que parece ser el detonante más profundo de la polémica. Vamos por partes: la película estaba proyectada como una coproducción entre México, España y Dinamarca, financiada por las firmas mexicanas Televisa y Femsa, y además, por el gobierno de Puebla, a cargo de Mario Marín. Ahí está el punto: este gobernante fue señalado por Lydia Cacho como cercano a redes de pederastas, en el libro Los demonios del Edén. Tras esa publicación, la periodista fue detenida, en 2005, bajo cargos de difamación.

También la productora cinematográfica Bertha Navarro intervino a favor de la cancelación del rodaje y le envió un correo al director del filme, el danés Hanning Carlsen, en el que decía que de aceptar el financiamiento estatal estaría "siendo financiado por la mafia más indignante que oculta la red de pedofilia de tráfico de niños". Entonces, con la polémica en crecimiento, el gobierno de Puebla anunció ayer, que "el financiamiento sería cancelado, para cerrar el paso a cualquier controversia que lo involucre directa o indirectamente sobre el tema de la pederastía".

"Están censurando una obra fílmica sin conocer ni el guión ni la versión del director", protestó el codirector Ricardo del Río. Y agregó: "Nos han dado un golpe mortal porque no podemos aventurarnos a filmar sin todos los recursos. Será difícil que esto salga adelante porque ya se politizó". Del Río afirmó además que García Márquez "está enterado y no concibe cómo una obra cultural se ha politizado". Por su parte, Ulloa, quien lleva adelante la denuncia, concluyó: "No queremos meter a la cárcel a García Márquez, lo que quisiéramos es que no se filme la cinta".

El pecado de no leer
Ezequiel Martínez
Es posible confundir perversión con redención? Los que ahora se indignan ante la posible versión para el cine de Memorias de mis putas tristes seguramente nunca leyeron el libro. Alguien les susurró la trama de un hombre que para su 90° cumpleaños se regala una doncella virgen, y cegados por un teléfono descompuesto redujeron la trama a una apología de la pedofilia. Ni siquiera es una novela erótica. Es una novela que habla del "cambio espiritual de un anciano depravado", como la definió el Premio Nobel J.M. Coetzee. El protagonista, en la última curva de una vida áspera, ve su conciencia moral sacudida por un sentimiento que en principio no reconoce: la posibilidad del amor. La adolescente apenas si es violentada por sus ojos. Apenas la toca. No puede, porque busca consumar otra cosa: la redención de sus pecados a través de la metamorfosis de su deseo carnal en otro irreconocible. A veces no hay peor pecador que el que no quiere leer.
El amor siempre es el argumento
En su columna aparecida el lunes en El Universal, la periodista Lydia Cacho afirma: "En su novela el Gabo asegura que el viejo se enamora de Delgadina. Ese argumento lo hemos escuchado de cientos de pedófilos que buscan niñas vírgenes de entre 13 y 14 años para violarlas y que pagaron por que alguien las secuestrara, comprar y vendiera; que incurriera en el delito de trata de personas con fines de explotación sexual". Cacho, se pregunta además: "¿Tienen o no escritores y artistas una responsabilidad moral por lo reflejado en sus obras?".

fuente Revista Ñ
http://cinenojo.blogspot.com

6/10/09

Nueve días de cine en Bogotá

India, país invitado de honor.

Foto: Cortesía Sembrando Maravillas.

Los bailes son protagonistas en las películas indias.

Este jueves se inaugura el Festival de Cine de Bogotá con la proyección de la película en competencia Taare Zameen, del director indio Aamir Khan. En su vigésima sexta versión, con India como país invitado de honor, se proyectarán durante nueve días 120 películas de 32 países que participan en 10 categorías diferentes.
La cinematografía India, una de las más antiguas del mundo y de las más productivas, aterriza en Colombia con dos películas de cine contemporáneo y nueve de Bollywood. Colores, danza, poesía y melodrama llegan desde los míticos centros de producción como Bombai, más conocido como Bollywood, como también desde Chennai y Hyderabad, que en 2007 produjeron 1.132 películas, convirtiéndose en el país con mayor producción de cintas en el mundo.
Uno de los invitados especiales es el director y guionista Shyam Benegal, quien ofrecerá, además de conferencias, una retrospectiva de su trabajo con seis películas. A pesar de que estudió economía, su primer empleo fue en una agencia de publicidad, donde más tarde se convertiría en la cabeza creativa. En 1962 hizo su primer documental y una década después dirigió y escribió su primera película, Ankur, en la que contaba una historia inscrita en la explotación económica y sexual de su pueblo natal, Andhra Pradesh. A partir de este largometraje, Benegal empezó a recibir premios y a ser reconocido en el medio. De hecho, en 2007 le otorgaron el galardón más importante en el mundo cinematográfico indio por su trayectoria. El cine de este país tendrá lugar en la Cámara de Comercio en sus diferentes sedes: Salitre, Kennedy, Chapinero y Cedritos. Para más información, consulte www.bogocine.com.
Festival de Cine de Bogotá
India
Uy uy uy!!! Les recomiendo llegar bien almorzaditos a las películas, porque cada película de la India es una maratón de más de tres horas y media, llena de música y coreografías. Al que le gusta le sabe, y seguro que habrá muchas personas que quedarán encantadas con esas obras. Felicidades y que las disfruten.

4/10/09

Película 'Garras de oro' es rescatada tras ocho décadas de olvido

PATRIMONIO FÍLMICO COLOMBIANO

La primera escena de 'Garras de oro' es un diabólico 'Tío Sam' que arranca Panamá del mapa.


Foto: Cortesía Fundación PatrimonioFílmicoColombiano
Cómo no iba a resultar intrigante que los 56 minutos de la cinta comenzaran con una inscripción en letras adornadas donde se leía: "Cine-novela para defender del olvido un precioso episodio de la historia contemporánea". Y cómo no iba a despertar curiosidad la escena en la que un 'Tío Sam', en el vértice inferior izquierdo del encuadre, miraba de soslayo, caminaba en puntillas, alargaba sus manos y con sus largas garras de oro arrancaba el trocito del mapa correspondiente a Panamá.
Cómo no iba a resultar una provocación ese filme que transcurría en Rascacielos, ciudad de Yanquilandia, y cuya exhibición incomodó a tal punto al gobierno de Estados Unidos que recomendó censurarla en América Latina. Y cómo no iba a resultar fascinante saber que quien estuvo detrás de esto fue un caleño con seudónimo italiano.
Garras de oro (1926) tenía todos los elementos para despertar la atención de los cinéfilos. De hecho constituía un acertado ejemplo del llamado 'cine huérfano', clasificación que se refiere a las películas perdidas, secuestradas, escondidas, mutiladas, olvidadas, dañadas, anónimas o apócrifas que revelan algo interesante para la historia del cine o para las sociedades donde han sido producidas o difundidas. Por eso hoy, junto con otras nueve cintas, Garras de oro es parte de la Colección cine silente colombiano, recientemente publicada por la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano.
Adiós, Panamá
La película describe hechos ocurridos entre 1903 -año de la separación de Panamá- y 1914, cuando se inauguró el Canal. En ese contexto tiene lugar un romance entre la hija del cónsul colombiano en Rascacielos y un periodista estadounidense que, para librarse de una acusación por calumnia, busca pruebas para demostrar que el presidente Teodoro Roosevelt no era digno de la reelección por haber incumplido un tratado internacional en el que Estados Unidos se comprometía a apoyar el desarrollo del canal interoceánico sin desmembrar a Colombia.
Un argumento muy actual en estos tiempos en que tanto se discute sobre la soberanía nacional. De hecho, Ramiro Arbeláez, profesor de Historia y estética de los medios audiovisuales en la Universidad del Valle, y Juana Suárez, profesora de cine latinoamericano en la Universidad de Kentucky (Estados Unidos), no han ahorrado esfuerzos para recuperar la historia detrás de Garras de oro y demostrar su relevancia en la historia del cine.
Así lo hicieron el pasado 5 de agosto durante la conferencia "Una muda conspiración contra Roosevelt: Garras de oro (The dawn of justice)", presentada en el marco del Congreso de Colombianistas realizado en la Universidad de Virginia. Por cierto, las palabras en inglés -que traducen 'la alborada de la justicia'- son el título como se le conoce en Estados Unidos.
Una aparecida
Todo empezó en los Archivos Nacionales de Washington en 1982. El historiador Jorge Orlando Melo buscaba información sobre las relaciones bilaterales entre Colombia y Estados Unidos en la década de 1920 y de repente se topó con una serie de documentos que hacían referencia a una película de la cual no había oído hablar. Dejó todo de lado y se puso a leer.
Una carta del Departamento de Estado dirigida a los cónsules en América Latina les hablaba de la existencia en Colombia de una película titulada Garras de oro, que tenía un mensaje contra Estados Unidos y por tanto les pedía que hicieran todas las gestiones posibles para que no fuera presentada. También había varias respuestas de distintas partes. "La carta que más recuerdo -narra el historiador- era una de San José de Costa Rica, firmada por el cónsul, que en esencia decía: 'No hay que preocuparse, pues yo soy el dueño de todos los teatros de San José y me encargaré de que no se publique' ".
La orden del Gobierno estadounidense logró lo que buscaba. El resultado fueron décadas de olvido, pues hasta comienzos de los ochenta en ningún libro sobre el cine hecho en Colombia aparecía mención alguna a esta cinta. De ella no se hablaba ni en la Historia del cine colombiano, de Hernando Martínez Pardo, publicado en 1978, ni en la Crónica de cine colombiano, de Hernando Salcedo Silva, de 1981. Tampoco había referencia alguna a su director, P. P. Jambrina, ni a los camarógrafos aparentemente italianos Arnaldo Ricotti y Arrigo Cinotti, aun cuando la Colombia Films Company, fundada en Cali en los tempranos años veinte, había traído personal artístico y técnico desde Italia para realizar películas.
A pesar de ello, la cinta parecía destinada a ser investigada tarde o temprano. Y así fue: un buen día de 1985, cuando iba a emprenderse la restauración del teatro Jorge Isaacs, de Cali, el cinéfilo Rodrigo Vidal se encontró algunos rollos abandonados en su sala de proyección. Eran de Garras de oro, que no había vuelto a ser proyectada desde 1928. Y como justo en 1986 fue creada la Fundación Patrimonio Fílmico, su director técnico, Jorge Nieto, se mostró interesado en ese curioso material. Cuenta el cineasta Luis Ospina que juntos la analizaron en moviola y se encontraron con un letrero que decía "Vietato fumare", por lo que podía pensarse que hubiera sido parcialmente filmada en Italia.
Pronto Garras de oro tendría otro momento de suerte. El cartagenero Enrique Ortiga, que trabajaba en el Departamento de Cine del Museo de Arte Moderno de Nueva York, ayudó a que la cinta fuera restaurada por dicha entidad con fondos de varias empresas colombianas. Para ese entonces ya despuntaban los años noventa.
Escarbando
Las indagaciones de Ramiro Arbeláez y Juana Suárez también aportaron datos relevantes. Quién era el tal P. P. Jambrina era una pregunta que se hacían recurrentemente. Si era un seudónimo, urgía quitarle la máscara. Otras inquietudes eran dónde había sido filmada, qué ciudades habían alcanzado a verla y quién la había escrito.
Luego de preguntar y escarbar en documentos, los investigadores se encontraron con una perla: P. P. Jambrina era en realidad un periodista y político connotado de Cali. La identidad será revelada en un ensayo próximo a publicarse titulado "Garras de oro: The intriguing orphan of Colombian silent films" (Garras de oro: La intrigante huérfana del cine silente colombiano).
Por ahora, Arbeláez solo adelanta una pista: "Era primo en tercer grado de Carlos Mayolo, o sea que el abuelo de Carlos era primo de P. P. Jambrina". Dicho de otra manera, era un pariente lejano del director de cine que cuatro décadas después, junto con Luis Ospina, haría que la capital del Valle mereciera el remoquete de 'Caliwood'.
Otra rareza que dio pie para pensar que se trataba de una producción foránea fue la diferencia tan grande entre Garras de oro y las películas que se filmaron por esos años en Colombia. Mientras aquella tenía lujosos interiores y exteriores en Nueva York, Bogotá y el río Magdalena, las otras mostraban una puesta en escena más austera; y mientras aquella tenía un fuerte contenido político y narraba un conflicto amoroso integrado a una trama de espionaje diplomático, las otras se inclinaban por temas locales y argumentos sencillos.
"En términos estéticos nos pareció muy adelantada para su época, aunque esto solo lo pudimos corroborar recientemente, cuando se restauraron Bajo el cielo antioqueño, Madre, Alma provinciana y Amor, deber y crimen", explican los investigadores. Lo único que despeja la duda sobre el origen es que quien escribió los libretos de Garras de oro fue un cartagueño y que el acta de constitución de la empresa Cali Films fue levantada en Colombia.

La polémica cinta vio la luz y el éxito en marzo de 1927, cuando fue estrenada en el Teatro Moderno de Cali. Al año siguiente continuó su camino hacia Medellín y Buenaventura, pero no alcanzó a llegar a Manizales porque se le cruzó la censura. Allí desapareció su rastro. Seguramente algunos la consideraron 'peligrosa' y la borraron del mapa y de la memoria.
Por fortuna, nada logra estar lo suficientemente oculto y la cinta ahora cuenta con admiradores y seguidores, como Dan Streible de la Universidad de Nueva York, que asegura sin asomo de duda que se trata de la primera película antiyanqui del mundo. Paradojas del destino.

3/10/09

Quién no quiere cargar esta Cruz

LOS ABRAZOS ROTOS, LA NUEVA DE ALMODOVAR


Con Volver, Pedro Almodóvar hizo su mejor película en mucho tiempo: una comedia negra ligera, con una actuación extraordinaria de Penélope Cruz. Ahora, con Los abrazos rotos, entrega la que probablemente sea su película más cinéfila y compleja: debajo de un melodrama, reflexiona sobre el cine, los actores, los guiones, sus padres cinematográficos, las divas y los fracasos. Y de paso, le agradece de manera emotiva, graciosa y notable a Penélope Cruz haberla encontrado como diva.


Por Mariano Kairuz

Muchas cosas terribles han ocurrido en las escaleras de las películas. Muchos dramas y crímenes pasionales. Una escalera empinada, al igual que una gran escalinata, puede y suele ser la arquitectura perfecta para un desborde cinematográfico fatal. Allá arriba espera la madre de Norman Bates; en el camino vertiginoso hacia abajo, la muerte. Así que no por nada la escena central de la decimoséptima película de Pedro Almodóvar, Los abrazos rotos, ocurre en una escalera. Del primer al último escalón –peldaños blancos e inmaculados en una enorme casa que podría ser el escenario de un viejo melodrama de pasiones contrariadas–, en brutal caída impulsada por un acto de despecho amoroso, el arrebato de un hombre enfermo de celos que no sabe de qué otra manera retener a esa mujer increíble que acaba de anunciarle que lo está dejando, que se va.

La escena, filmada con preciosismo visual, con una gran elegancia y una precisión abrumadora en su puesta en escena, es la bisagra entre los géneros que articulan su nueva película, entre las dos películas que quedan contenidas en Los abrazos rotos. No sólo es poderosa la imagen de la caída en sí, sino que la precede el plano de las siluetas que se recortan en una ventana (que, siempre ominoso, puede hacer pensar en muchas películas, como Rebecca) y queda enmarcada por la música de Alberto Iglesias, que toca más de una nota a lo Bernard Herrmann. En los textos de producción el propio Almodóvar –que suele desembucharlo todo a la hora de hablar de cómo ha hecho sus películas, de cuáles son sus temas y sus referentes y citas cinéfilas– habla de la larga tradición en la que se inscribe su escena de escalera y, a modo de prueba de que “la escalera es un auténtico icono cinematográfico”, ofrece una lista. De El acorazado Potemkin y el homenaje que le rindió Brian DePalma en Los Intocables, a Que el cielo la juzgue (en la que la malvada más malvada de todas, Gene Tierney, se lanza hacia abajo embarazada), El, de Buñuel, y El beso de la muerte, de Henry Hathaway (en la que Richard Widmark arroja a una mujer paralítica sujeta con el cable del teléfono a su silla de ruedas), además de ¿Qué pasó con Baby Jane? y Lo que el viento se llevó y, por supuesto, Psicosis.

Sin arruinarle la película a nadie, puede contarse que la que rueda escaleras abajo es Penélope Cruz, más resplandeciente que nunca, y más que nunca convertida en una actriz de cine clásico. Y que la caída marca el primer paso en falso hacia un giro fatal que parte a Los abrazos rotos al medio.

SER O NO SER (UNA CHICA ALMODOVAR)
Sin exagerar, es probable que después de Marisa Paredes, Carmen Maura, Victoria Abril, Cecilia Roth y las demás, Almodóvar haya encontrado a su estrella perfecta en Penélope Cruz (que estaba a apenas unos meses de ganar su primer Oscar cuando filmó esta película). “Es demasiado guapa para ser graciosa”, dice alguien en la película cuando se presenta por primera vez a un casting, pero no es cierto. Tras pasar por varias pelucas posibles y varios peinados (todos le quedan bien), Penélope queda transformada en Audrey Hepburn, menos la de Muñequita de lujo que la de Sabrina, según su director. Y quizá no sea la perfecta chica Almodóvar de los años de Mujeres al borde de un ataque de nervios, pero sí para estos años de melodramas a lo Douglas Sirk: ahí está, tan agraciada como en Volver, a Penélope le basta enarcar una ceja (cuando encuentra aparentemente muerto de un infarto al posesivo magnate con el que vive, en la cama que acaban de calentar), como diciendo “Qué se le va a hacer”, para partir el drama al medio con uno de sus pequeños destellos de humor negro. La otra chica Almodóvar de Los abrazos rotos es Carmen Machi, que es quien ocupa el lugar de Carmen Maura en la película dentro de la película: Chicas y maletas, un homenaje directo a Mujeres al borde. Su breve participación inspiró a Almodóvar lo suficiente como para filmar un corto autónomo, de ocho minutos, titulado La concejala antropófaga, que se estrenó en la televisión española en febrero de este año a modo de anticipo, que seguramente integrará las ediciones en dvd de Los abrazos rotos, pero mientras tanto puede verse en YouTube. Una pieza autorreferencial que es todo un viaje en el tiempo.

VER O NO VER
El mismo Almodóvar lo ha definido como su film más explícitamente cinéfilo en treinta años de carrera. Los abrazos rotos empieza con un hombre ciego, guionista, escritor y ex director de cine, en quien la noticia de la muerte de un viejo productor y rival despierta el recuerdo de una película suya que dejó inconclusa más de una década atrás, en la primera mitad de los ’90. La otra historia, narrada en largos flashbacks a los que va y viene una y otra vez, es la de su actriz, y el triángulo fatal que formaron con su director y productor durante el rodaje de aquella película. Esta segunda historia arranca como un melodrama clásico –la tragedia de la chica de familia humilde (Penélope Cruz) que no puede pagar el tratamiento de su padre con cáncer terminal– y pronto toma un desvío nocturno hacia el film noir.

La puesta en escena de ese film noir está plagada de ideas magistrales, con ecos del Blow Up de Antonioni, o del Blow Out de Brian DePalma; escenas que apuntan de manera directa al centro de la narrativa cinematográfica, a cómo se construye, se reconstruye y hasta es posible destruir el sentido de lo que vemos o lo que creemos ver: alguien filmando un making off como extensión del largo brazo del productor, imágenes grabadas furtivamente a la distancia, secuencias de lectura de labios que evocan una sala de doblaje de cine profesional, una película arrebatada por su productor, y –tal vez la idea más brillante de Los abrazos rotos– las diversas películas que anidan en las tomas descartadas; la posibilidad de transformar, mediante el montaje, un film perfecto en basura.

TODO SOBRE MIS PADRES
Almodóvar ha dicho que con esta película finalmente se decidió a romper con una de las mayores taras de su filmografía: el diseño de personajes femeninos fuertes (basado en su madre y sus amigas de pueblo, como ha señalado infinidad de veces), y sus varones desdibujados. Y que por eso que escribió un puñado de personajes masculinos que son los que llevan adelante la mayor parte de la película, sobre un eje central explícito: las relaciones entre padres e hijos. Padres que anulan a sus hijos; un padre y un hijo que reniegan el uno del otro, que se detestan, y el hijo perpetuando la saga de odio paterno-filial con sus propios niños; un padre y un hijo afectuosos pero que ignoran su vínculo sanguíneo, y un director con una idea para un guión que seguramente nadie querrá financiarle: la historia de Arthur Miller y su reencuentro inesperado con el hijo con síndrome de down al que negó toda su vida.

Ahí están, también, los padres del director cinéfilo: es común que en las películas de Almodóvar se citen más o menos oblicuamente varias de sus películas favoritas, pero Los abrazos rotos debe marcar un record. Su sistema de citas se anuda en una escena de Viaje a Italia, de Roberto Rossellini con Ingrid Bergman y George Sanders, vista en un televisor; el momento en que las excavaciones de Pompeya exhuman a una pareja que murió fundida en un abrazo, abrazada y abrasada por la lava del Vesubio. Y también está, por supuesto, Chicas y maletas, que obliga a preguntarse por qué, exactamente, qué proceso ha llevado a Almodóvar, el hijo de la buena educación cinéfila, a pasar de citar a sus padres de cine para citarse a sí mismo, como convertido finalmente de hijo en padre. Será que ya son tres décadas filmando (y justo esta semana el manchego cumplió 60 años en este mundo).

Y Almodóvar cuenta también que escribió su decimoséptima película bajo la presión de un dolor de cabeza insoportable (que intentó combatir, dice, “con un cóctel de analgésicos que me traían de Argentina que se llaman Migral; según me enteré después, si abusas, y yo abusaba, tiene el efecto contrario, produce cronicidad”). Ese proceso tormentoso parece haber quedado impreso en la partición al medio de la película, a un lado el virtuosismo perfecto y frío de las escenas del melodrama noir, al otro la falta de empatía de sus personajes masculinos, su falta de sutileza. La crasa obviedad con la que se remarca la “ironía” del cineasta que queda ciego. Woody Allen ya lo había agotado en ese chiste alargado que fue La mirada de los otros, pero en Los abrazos rotos un personaje explica, innecesariamente: “Las imágenes son la base de su trabajo, vivir en la oscuridad para él es la muerte”. Aunque sus actores masculinos son buenos y hasta muy buenos, desprovistos como quedan de la gracia y la capacidad para el drama que imprime a sus mujeres, el director sigue sin encontrar quien quiera y pueda ser su chico Almodóvar, pero no importa: la de los padres y los hijos es sólo una de las dos películas que hay en Los abrazos rotos, y la otra es fascinante.

2/10/09

TORNATORE"Los productores de derecha son los que buscan a directores de izquierda"

ENTREVISTA A GIUSEPPE TORNATORE
EPOPEYAS. "Los cuentos de la guerra para mí eran homéricos, no podía comprender cómo hombres minúsculos habían vivido hechos mayúsculos", dice el director.

El director de Cinema Paradiso presenta su nueva película y se defiende de las acusaciones por haber aceptado ser producido por una compañía de Berlusconi.
El momento de la verdad acaba de llegar para Baaría, la nueva película de Giuseppe Tornatore. El propio premier italiano Berlusconi la produjo y la aceptó; también le tocó inaugurar la Mostra de Venecia, donde no ganó nada, y hacer una proyección en L´Abruzzo, la región que sufrió un terremoto sin precedentes. Ahora representará a Italia en el sueño de un nuevo Oscar. Tornatore reconstruye Bagheria, un pueblito sicialiano entre los años 30 y 60, entre Túnez y Marruecos. Hay decenas de actores famosos, durante unos pocos minutos la infartante Monica Bellucci besa apasioandamente a un hombre hay dialecto de Bagheria, de Palermo, de Sicilia, pero doblado en italiano.

Y ahora ataques por la derecha y la izquierda. Le achacan falta de coherencia, que un artista de izquierda trabaje y lucre con la derecha. "Durante el rodaje ya habían comenzado las polémicas: que Tornatore había tomado todo el dinero del cine italiano. De pronto, se suponía que había hecho un pacto diabólico con Berlusconi. El costo fue malvadamente inflado por la antipatía que despierto"

-¿Cuál fue el costo real de la película?
- Veinticinco millones de euros. El Gatopardo hoy costaría más de 40 millones : ser de izquierda y "tomar dinero de la derecha" es nada más que una pose vulgar. De joven yo también me escandicé por el hecho de que Visconti hiciera Grupo de familia con Rusconi. "¡Pero cómo el compañero Visconti puede usar la plata de los fascistas!" Pero Visconti no cedía su visión y a mí nunca me condicionaron ideológicamente. Una vez nomás escribí una película para Cecchi Gori y él fue lapidario. "Demasiadas banderas rojas", me dijo. Y eso fue todo, la película no se hizo. Medusa (la productora dl premier) es parte del imperio de Berlusconi, pero fui yo quien hizo mi propio filme. Berlusconi habló de una escena, de un chiste que le gustó. ¿Y? ¿Cuál es el problema ".

-Las loas de Berlusconi generaron dudas
-Especulaciones. Por tres años de trabajo gané la misma plata que La desconicida, hecha en un año.

Las loas de Berlusconi, otra vez...
-Yo traté con Giampaolo Letta (administrador de Medusa), no con Berlusconi. A estos polemistas los enferma que a los productores "de derecha" no les molesta en absoluto hacer películas con directores de izquierda.

Y sin embargo siempre se habla.
-Tal vez me parece interesante que en Medusa artistas que ideóligamente no piensan igual que la productora puedan contar sus historias sin problemas.

-Renato Brunetta, ministro de la Administración pública, largó: "Rossellini primero era fascista y después comunista", en alusión a usted.
"Brunetta no sabe de lo que habla. Sus chistes de malandrín de periferia me disgustan. Primero, habla de Rossellini que ya no se puede defender. Según él Italia está habitada por parásito y absentistas. ¿Será verdad que él es así de eficiente? Habla de excepciones en lugar de hablar del grueso del cine italiano hecho con seriedad, pasión y sacrificio.

-¿Por qué en Italia el cine siempre es noticia cuando se habla mal de él?
-Porque funciona para la demagogia. Parecería que en Italia no se hicieron hospitales por culpa del cine. ¡Pero si el cine contribuyó a sensiblizar y a tomar conciencia de grandes problemas! Es una visión malintencionada la de Brunetta. El cine italiano fue puesto de rodillas por este gobierno, y a pesar de eso ha hecho milagros. El enfermo debería haber muerto desde hace tiempo y sin embargo todos los años sistemáticamente hay uno, dos o tres películas que le recuerdan al mundo que el cine italiano existe. Que se informe Brunetta. Somos gente que se rompe, que cree que trabaja.

-Las loas de Berlusconi no le hicieron un favor, ¿verdad?
-Ya lo sabía en Venecia. Había pedido ver la película y al final de la proyección especial para él (la vio toda) fui a saludarlo y me elogió. Para mí terminó allí. Cuando supe que había hecho declaraciones entendí que serían utilizadas rápidamente en contra mío. "Si a él le gustó, quiere decir que Berlusconi y Tornatore son la misma cosa", ese tipo de cosas dijeron. Si bien yo creo que él habló de buena fe, me sorprendió que una persona tan experta en comunicación haya equivocado el timming de tal manera. Hubiese sido mucho mejor si si sus felicitaciones y elogios hubiesen sido nada más que privados. ¿Si me condicionó? No creo, si hubiese sido así, me parece más grave que si Medusa me hubiese censurado. Pero nadie pretendía un premio obligatorio en Venecia.

El abuelo Cicco que aparece en la película, es su abuelo. Papa Peppino es su padre y el niño Pedro es usted...
-Tenía en la cabeza la voluntad de devolverle la dimensión heroíca que de chico percibía en quienes eran mis vecinos. Nací en el año 56'. Los cuentos de la guerra para mí eran homéricos, no podía comprender cómo hombres minúsculos habían vivido hechos mayúsculos. El hecho de que mi padre fuese comunista era parte de esa visión. Su persistencia para conseguir el sueño de mejorarles la vida a todos aceptando una ideología controvertida, mal vista, sufrida era parte de eso. La película produce nostalgia de una política mejor que la de ahora. Estoy contento de que Berlusconi haya apreciado que un comunista que vuelve de la Unión Soviética entiende que con ese comunismo no tenía nada en común. Sin embargo, no citó el hecho de que el mismo comunista reivindica la originalidad del propio comunismo, del que nunca reniega.

El filme dice de alguna manera que no basta con hacer flamear banderas rojas....
-Estoy contentísimo de esas enseñanzas. Aprendí de esos ejemplos a no cometer el error de pensar que todos los adversarios son deshonestos y estúpidos y que todos ellos que piensan como yo son geniales e inteligentes. Sucede que a veces incluso es al revés. Si no se acepta la ida de convivir con los que son diferentes, no se avanza. Eso es el il bipolarismo. De hecho, tal vez hice una película sobre el bipolarismo.

fuente: Revista Ñ http://cinenojo.blogspot.com