9/10/09

Leopoldo Pinzón regresa al cine 25 años después de su película cumbre 'Pisingaña'

En este tiempo, el realizador colombiano ha estado dedicado a la docencia. Estuvo en Bogotá como presidente del jurado del Festival de Cine de Bogotá, que termina este viernes 9 de octubre.
Lepoldo Pinzón, realizador colombiano


El día que Steven Spielberg visitó la escuela de San Antonio de los Baños en Cuba, a mediados del 2003, no comió carne y confesó que es de los pocos directores que todavía monta sus películas en moviola, ese antiguo aparato al que se le inserta el rollo de negativo para editar toma por toma.

Las dos cosas las oyó el cineasta colombiano Leopoldo Pinzón, recordado por el filme Pisingaña (1985), en ese entonces director encargado de la institución y quien acompañó a Spielberg en el recorrido.

"Los grandes realizadores visitan San Antonio de los Baños, que goza de una excelente

reputación: allá vi a Francis Ford Coppola,
Robert Redford, Martin Scorsese, Ettore Scola...el mismo Akira Kurosawa regaló la cámara con la que rodó la legendaria Los
siete samuráis", recuerda Leopoldo, que nació en Guasca (Cundinamarca), hace 70 años, y quien forma parte de la dinastía de los hermanos Pinzón, recordados por sus trabajos en la radio, el cine y la televisión colombianos.

Este viernes, como presidente del jurado del XXVI Festival de Cine de Bogotá, que se clausura esta noche, deberá leer el fallo con los nombres de los ganadores.

"He sido renuente a ser jurado porque es una responsabilidad que lo sobrepasa a uno. Una decisión puede, incluso, cambiar el destino de las personas", asegura.

Con alguna anécdota por contar y siempre sonriente -a pesar del cansancio de las conferencias y después de haber visto películas todo el día-, Pinzón se remonta a mediados de los 80 y recuerda lo que ha significado para su carrera Pisingaña, su película más famosa, que, incluso, estuvo nominada al máximo premio del Festival Internacional de Cine de Moscú, en 1985.

"Las películas tienen esa fortuna: perduran en el tiempo. Pisingaña pasó por más de 20 festivales internacionales, se vio por la Televisión Española y hasta se estrenó comercialmente en varios países, pero eso no se supo en Colombia. Como sea, yo vivo muy agradecido con el cine", dice.

Pero el éxito de la historia de la joven campesina que termina en la ciudad como empleada doméstica desplazada por la violencia -protagonizada por Carlos Barbosa, Consuelo Luzardo y July Pedraza-, no fue suficiente para que Pinzón rodara una nueva película, después del cierre de Focine, así que, casi "sin querer, me dediqué a la docencia", comenta.

En 1988, lo llamaron desde Cuba para que dictara un taller de dirección. "Y me fue tan bien, que me convertí en el primer profesor al que sus alumnos le hicieron una fiesta dedespedida.Recuerdo que nos bebimos 21 botellas de ron, en la sala de edición, hasta el amanecer".

Del periodismo a la Unión Soviética

Antes de que Leopoldo se dedicara al cine y a la educación, fue periodista. Con escasos 19 años de edad, ya escribía crónicas para el periódico El Espectador y la Revista Semana.

"La combinación de las dos cosas fue una experiencia vital porque sin salir a las calles como periodista hubiera tardado más en comprender los problemas humanos, que son la materia prima de una película ".

Irónicamente, gracias al periodismo, Pinzón tuvo el mejor golpe de suerte en el cine; pues mientras asistía a un encuentro mundial de comunicadores, a bordo de una nave soviética que navegó por el Mediterráneo, hizo contactos con gente del Instituto de Artes Polytechna, de Praga (en la antigua Checoslovaquia).

"Como ya tenía algo de experiencia (había hecho un par de cortos con sus hermanos), la cinematografía checa me armó un programa especial para que estudiara dirección y fotografía de cine. Era tan bueno que ganaba 3.000 coronas al mes, vivía en un hotel y tenía traductor permanente", recuerda.

A su regreso a Colombia, se reunió de nuevo con sus hermanos Carlos, Germán, Roberto y Gerbert en diferentes proyectos, y luego se enfocó en los cortometrajes y las películas.

Hoy, después de haber pasado 25 años alejado de la producción, quiere volver a pararse detrás de la cámara para dirigir un guión que está terminando de escribir en la tranquilidad de su casa en Honda (Tolima). "Ya es hora de regresar, estamos pagando
horas extras", dice.

Una carrera de logros

El primer premio en el Festival de Cortometrajes de la ONU (1969); Mención de excelencia, del Instituto de artes Polytechna, de
Checoslovaquia (1964); el premio Ondra (1972); el Búho de Oro y el Búho de Plata, del Festival de Cine de Colcultura (1977 y 1978); el Círculo Precolombino a mejor director del Festival de Bogotá (1985) y la condecoración Orden de la democracia, que otorga el Congreso (1999) son, entre otros, los reconocimientos que Leopoldo Pinzón ha recibido a lo largo de su trayectoria como director y guionista.

En su filmografía se destacan los cortometrajes: Un reto dentro del gran reto, La patria de la soledad, Los nuevos maestros, Claustros
de la Nueva Granada, El desafío de Fúquene, la serie documental Colombia Viva y los largometrajes La abuela, Pisingaña y La cara de la desgracia.

A la par de la realización audiovisual y la docencia, Pinzón también se ha dedicado a diseñar proyectos académicos, como el de la
escuela especializada en cine que recientemente terminó cerca de Caracas (Venezuela).

También en ese país, se encuentra vinculado con el estudio de producción La villa del cine, donde realiza la evaluación de nuevos
proyectos.

fuente: vive.in http://cinenojo.blogspot.com

1 comentario:

  1. Interesante saber que un colombiano con este palmares es de lo más sencillo.

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