25/5/15

Cámara de oro para César Acevedo

La tierra y la sombra, del director colombiano César Acevedo, fue reconocida ayer con el prestigioso premio Cámara de Oro del Festival de Cine de Cannes, otorgado a la mejor  ópera prima  del evento
César Acevedo en la premiación final./elespectador.com,eltiempo.com

La cinta, que fue presentada en la sección paralela Semana de la Crítica del festival, ya había ganado el Gran Premio de esa sección antes de recibir el Cámara de Oro, que le fue entregado a Acevedo en la gala final del evento.
Los premios anteriores de la cinta incluyeron el SACD (Sociedad de Autores), el France 4 Visionary Award (premio revelación) y Le Grand Rail D’Or (premio del público).
Acevedo, realizador nacido en Cali en 1984 y quien ahora vive en Bogotá, agradeció conmovido el premio, el primero que se entregó durante la ceremonia de cierre del festival antes del anuncio de la Palma de Oro.
Rodada en el Valle del Cauca con actores del lugar, la película traslada al espectador al recio universo de una plantación y de una familia arrollada por el implacable avance del progreso y la explotación de los recursos naturales. La cinta relata la historia de un campesino que regresa a su casa tras 17 años de ausencia. Pero al volver debe enfrentar los cambios y la pérdida inevitable de su pasado.
“Esta película nació de un dolor personal. Mi madre acababa de morir, mi padre era como un fantasma. Quise hacer una película, pero todo lo que había venido a buscar había desaparecido con ellos, entonces tuve que tomar distancia”, dijo Acevedo en una entrevista con la agencia AFP, y agregó que “la sombra y el árbol es el símbolo del arraigo al lugar que cobija nuestras vidas familiares”. 
El realizador también ha estado detrás de dos cortometrajes, Los pasos del agua (2012) y La campana (2013), además de haber trabajado como asistente de Óscar Ruiz Navia en Los Hongos, premio especial del jurado del festival de Rotterdam.
El hilo conductor de La tierra y la sombra  es el estado emocional de los personajes y la evolución de sus sentimientos, a partir del aislamiento inicial, realzado por el horizonte de cañas que rodea su espacio vital. A medida que avanza la película, los personajes van cerrando heridas del pasado y reparando sus vínculos afectivos.
La cinta es protagonizada por Haimer Leal, Hilda Ruiz, Edison Raigosa, Marleyda Soto y José Felipe Cárdenas y fue rodada en la casa familiar de estos cañeros, construida en un claro en pleno cañaveral, apenas al amparo de la sombra de un viejo árbol.
“Es una película que está muy anclada en la cultura de esa región, con muchas significaciones directas, pero también llena de metáforas y alegorías de esa fatalidad del progreso, del olvido y la inevitabilidad de la ruptura familiar, la fragilidad de estas personas y de su soledad”, dijo Acevedo.

'Después de Cannes, me toca buscar trabajo'

 César Aceved, El director caleño habla de la huella que dejó en el festival, en el que ganó tres premios
“Cuando la gente comenzó a aplaudir tanto –al finalizar la primera proyección en Cannes de La tierra y la sombra–, yo me salí a llorar. Me quebré. Después de tantos años de trabajo, esto era un verdadero logro. Cuando me di cuenta, detrás de mí estaba el director de fotografía de las películas de David Cronenberg (Peter Suschitzky), quien me dijo, emocionado, que le había encantado la película”.
Con acento vallecaucano, el director César Augusto Acevedo recuerda el primer contacto que tuvo con uno de los jurados de la Semana de la crítica, espacio paralelo del renombrado festival de cine, donde su primer largometraje obtuvo tres premios, en un hecho inédito en la historia del cine nacional.
“Su película es mejor que todo lo que yo he hecho”, remató Suschitzky, el pasado jueves, durante el último encuentro que tuvo con el caleño al entregarle los galardones: el SACD (de la Sociedad de Autores), el France 4 Visionary (premio al director revelación) y Le Grand Rail D’Or (el premio del público).
La tierra y la sombra  es el drama de una familia que retrata el regreso de un campesino, que años atrás abandonó su casa, para ayudar a cuidar a su hijo moribundo, mientras su mujer y su nuera trabajan como corteras de caña. A eso se suma su lucha contra el poder avasallador del progreso, que pretende destruir el lugar donde siempre han vivido.
“Quería mostrar lo que vive una persona cuando vuelve a un lugar que ha cambiado mucho. Es una historia acerca de la lucha familiar por fortalecer sus lazos”, recalca el director.
El relato se construyó a partir de una casa, un árbol y el universo de la caña de azúcar, con un ritmo pausado y dramático que expone también un elemento de identidad de Acevedo, quien desarrolló este proyecto a partir del fallecimiento de su madre. Con él buscaba también expresar una idea acerca del encierro, la soledad y la opresión de una manera simbólica y visualmente impactante.
“Apenas terminó la ceremonia de premiación, abracé a mi papá, que me acompañó a Cannes, y llamé a mi hermana, pero casi no le entendía porque estaba ahogada en llanto de la felicidad. Esa noche celebré, pero solo, porque mis productores (de Burning Blue) se tuvieron que ir”, recuerda Acevedo (Cali, 1987).
En la Semana de la crítica, tres grupos distintos de jurados insistieron en que La tierra y la sombra era una película hermosa y bien dirigida.
“Me siento muy feliz por César porque, además de que somos amigos, he sido testigo de su paso por el cine. Él, de alguna manera, fue como un discípulo que ahora se convirtió en maestro”, dice el director caleño Óscar Ruiz Navia, recordado por 'El vuelco del cangrejo', en la que Acevedo fue asistente de producción, y por Los hongos, donde también trabajó como guionista.
“Siempre ha sido un fanático del cine, desde las épocas en las que teníamos un cineclub en el espacio cultural Lugar a Dudas, en Cali. Es una persona muy sensible y con un talento muy especial para escribir. El guion de La tierra y la sombra fue una idea que se le ocurrió desde que estudiaba en la Universidad del Valle (donde se graduó en comunicación social) y me acuerdo de que cuando lo leímos, todos nos asombramos de lo bueno que era”, agrega Ruiz Navia sobre su amigo y colega.
“César es muy organizado y llevaba muchos años trabajando en la idea de esa película. Es importante lo que le pasó en Cannes, pues refuerza un poco esa idea, que muchos de nosotros estamos trabajando, de dar paso a un cine de autor que pueda contar otras historias y con otros personajes”.
Para Acevedo, todo lo que le ha pasado con el filme en el festival es solo el comienzo de un proceso largo.
“Lo que sigue es acompañar la película, que la vea mucha gente. Llegaré a Colombia a seguir escribiendo mi nuevo filme (algo sobre las consecuencias de la violencia en nuestro país, contado desde el lado de los muertos, del lado de los fantasmas). Después de Cannes, me toca buscar trabajo. Vamos a ver si eso cambia después de lo que pasó con la película”, anota el realizador.
La edición 68 del Festival de Cine de Cannes, que terminó este domingo, marcó un hito en la cinematografía colombiana, pues, además de La tierra y la sombra, también participaron Alias MaríaEl abrazo de la serpiente –premiada en La Quincena de realizadores– y el proyecto El concursante, en Cinéfondation.
“Esto ha sido muy bonito para alguien que está intentando hacer un cine más humano, que se aleja de esa idea de que con una película no necesitamos sentir o pensar un poco más, sino solo entretenernos”, explica Acevedo.

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