El cineasta fue el líder de un cine quebrado que siguió a la Segunda Guerra Mundial
Nagisa Oshima, en el Festival de cine de San Sebastián en el 88. / Jesús Uriarte./elpais.com, elmundo.es |
El cineasta japonés Nagisa Oshima, autor entre otros títulos de El
imperio de los sentidos, murió a los 80 años debido a una infección
pulmonar, según informan hoy medios nipones
Oshima es famoso por abordar en sus películas temas como el sexo, la
violencia o el crimen. Su último filme fue 'Taboo' (1999), que rodó tras
13 años de pausa y ya desde la silla de ruedas.
Para entender el significado de Oshima hay que comprender el momento
en el que aparecieron sus primeras películas. Ocurrió al final de los
años 50, cuando Japón se levantaba del desastre de la II Guerra Mundial.
En ese instante de desolación moral, Oshima es el retratista de todo lo
sórdido que quedaba escondido en un país que quería olvidar el pasado y
abrazar el futuro. Su estética ya no tiene que ver con el tópico
plácido y apastelado de la tradición asiática. Sus temas son la
violencia, el deseo, el sadomasoquismo... En esas dos ideas está el
valor de Oshima como fundador de la idea que hoy conocemos del cine
asiático.
El espectador europeo podrá emplear algunas referencias muy
inmediatas para ubicar a Oshima. Colaboró con Buñuel, adaptó alguna
novela de Kenzaburo Oe y, a menudo, recibió comparaciones frecuentes con
Pier Paolo Pasolini. Con todos ellos tenía que ver. En el polo opuesto,
el patriarca del cine japonés, Akira Kurosawa, su
antítesis artística y, al menos en algunos momentos de su vida, su
enemigo personal. Su oposición también sirve para entender a Oshima.
Las películas de Oshima que vienen a la cabeza inmediatamente lo
explican bien. Por ejemplo, 'Feliz Navidad, Mister Lawrence' (1983), con
David Bowie, Ryuichi Sakamoto y Takeshi Kitano, contaba la historia de
un oficial británico prisionero en un campo de concentración japonés,
donde se embarca en una serie de relaciones más o menos sadomasoquistas.
'El imperio de los sentidos' (1976), era aún más dura, una historia
de amor entre una prostituta y su amante, empapada de trastornos
psiquátricos, mutilaciones, alcoholismo...
En la fimografía de Oshima aparecen 27 películas, la última de ellas,
de las que en Europa conocemos, sobre todo, las que rodó en la segunda
mitad de su carrera. Casi todas intensas, agotadoras, desasoegantes,
poéticas e inolvidables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario