La mítica película de Carol Reed cumple los 60 años convertida en una joya del cine. En Viena, aún hoy, se pueden encontrar referencias al filme y las sombras de Harry Lime.
Han pasado 60 años y la cítara de Anton Karas y las sombras de Harry Lime -Orson Welles- permanecen vivas en la maravillosa parte antigua de Viena. Durante años, muchísimas personas tuvieron la sensación de que El Tercer Hombre era una película de Welles, pero la realidad, y los expertos han sido contundentes, el éxito de The Third Man, basada en un guión de Graham Greene, hay que atribuírselo a su director, el británico Carol Reed.
La historia es bien conocida, Holly Martins un escritor de pulp fiction llega a Viena en busca de un amigo, Lime, Harry Lime. La ciudad de Viena se está rehaciendo de los bombardeos aliados y se halla dividida en cuatro zonas -americana, rusa, inglesa y francesa-. Todo se complica al saber Martins que su amigo ha muerto.
A lo largo del filme, Martins se enamora de la novia de Lime, la checoslovaca refugiada y sin papeles Anna Schmidt (Alida Valli), y un inspector del Scotland Yard destinado en Viena con el rango de comandante militar, "Calloway, no Callaghan", (Trevor Howard) le informa de que su amigo era un contrabandista de penicilina adulterada responsable de la muerte de muchos niños.
Un reloj de cuco
Lime, en realidad, no ha muerto, aparece vivo y protagoniza alguna de las mejores escenas del cine y una frase que Reed y Greene sí le atribuyeron y que será eterna. "Recuerda lo que dijo no sé quien. En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que guerras, terror, matanzas... pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza por el contrario tuvieron quinientos años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco".
La persecución de Lime por las calles y cloacas de Viena -filmada también en Londres ante la negativa de Welles de rodar en el escenario real-, la música y el desenlace configuran, además del resto del reparto una obra maestra.
Visitar hoy Viena representa un privilegio. Los palacios, la pintura de Klimt, el hotel Sacher, los cafés, como el Central o el Mozart, el vino, la escalopa vienesa... pero seguir la pista de qué pasó aquí durante aquel rodaje no es tan fácil. La historiadora Brigitte Timmermann, una experta en el filme y la organizadora de unas exclusivas rutas que visitan los lugares emblemáticos de la cinta asegura que la "película Der dritte Mann no es muy popular en Viena, "porque recuerda una época de la ciudad que muchos desean olvidar".
Pero resulta evidente que es imposible borrar de Viena aquellas sombras, aquellas calles regadas, aquellas caras y la gran noria, que sigue dando vueltas en el Prater, esperando que Lime y Martins vuelvan a subir en uno de sus rojos vagones de madera.
Un aspecto poco conocido de la película es que Greene escribió el guión inspirado en sus años en el servicio de inteligencia británico y en su amistad con su jefe, Kim Philby, el maestro de todos los espías, el inglés que trabajó para la KGB.
Philby, que había sido jefe de Greene, estuvo destinado en Viena en 1934 y logró salvar a un grupo de socialistas de las garras fascistas usando las bodegas subterráneas conectadas de la ciudad antigua. Aquella peripecia inspiró a Greene a hacer el guión que finalmente comprarían David O. Selznick y Alexander Korda.
Philby en España
Greene siempre supo que su jefe era un agente doble, pero nunca le delató. Philby escribió para The Times en la guerra de España a favor del avance de las tropas de Franco, aunque ya espiara para los rusos.
Harold Adrian Russell Philby, inspiró el nombre de Holly Martins. Harold, Harold... Harry... Holly. Philby murió en Moscú en 1988, a los 76 años, y recibió honores militares.
Pero todo el realismo y los efectos de la guerra fría que ya se vislumbran en la película también tuvieron sus trucos. La toma de los dedos de Lime intentando abrir una alcantarilla es falsa. Es en realidad Reed, el director, y la alcantarilla estaba en Londres. Las de Viena son demasiado gruesas para que las manos de una persona puedan sobresalir a la superficie.
Y el gran desengaño... La escena del portal, la luz que se enciende y da vida a Lime, en el número 8 de la Schreyvogelgasse también se rodó en Londres.
La Josefs Platz
Hay sin embargo en Viena un plato fuerte. La Josefsplatz, el lugar donde muere Lime, está intacta, y su número 5 mantiene sus figuras y su puerta de madera.
Los protagonistas de El Tercer Hombre merecen un lugar privilegiado en la inmortalidad del cine.
Todos ellos han fallecido... Welles, Valli, Cotten, Howard... el sargento Paine (Bernard Lee), el doctor Winkel (Erich Ponto), el baron Kurtz (Ernst Deutsch), Popescu (Siegfried Breuer), Kart, el portero de Lime (Paul Hoerbiger), o la portera de Anna (Hedwig Bleibtreu). El único que aún vive es Herbert Halbik (Viena,1945), que en la película interpreta al niño de cuatro años Hansel, que acusa a Martins de haber matado al portero.
Esta película resucita ahora con más fuerza que nunca en el 60 aniversario del rodaje del gran Reed. Y Viena, monumental, mágica, antigua, espera a que alguien pueda encontrarse cara a cara con H Lime y suene de repente la cítara de Karas.
DE PASEO POR LA VIENA DE CAROL REED
En Viena resulta efectivamente difícil encontrar datos o referencias a la película de Carol Reed. De hecho, es la iniciativa privada la que te permite visitar los lugares donde se inspiró y rodó la película -viennawalks.com- y un museo -3mpc.net- donde se recopila material original de la cinta y objetos del periodo histórico en el que se enmarca el guión de Graham Greene.
También puede verse la película, en su versión inglesa en un cine local. El Tercer Hombre tuvo varias versiones y el original fue acortado 11 minutos. Hay DVD que permiten ver las diferencias entre las versionesamericana e inglesa.
El Gorro de Hansel
Gerhard Strassegschwandtner trabajaba de guía en Viena cuando logró reunir varios objetos relacionados con la película. Lo que primero fue una afición, pasó a ser una obsesión que dio como resultado el museo privado, Third Man Museum, que puede visitarse los sábados y días a convenir. Allí se encuentran, por ejemplo, el gorro de Hansel, el niño que denuncia a Martins, pósters promocionales de la película, fotografías del rodaje, telegramas, todo tipo de documentos, copias de la cinta, ejemplares del libro de Greene, versiones musicales, incluidos los Beatles, y un elemento de gran valor: la cítara original que Anton Karas utilizó en el filme.
Lo más interesante sin embargo es la documentación sobre la Viena ocupada y la explicación de la estrategia del general norteamericano Mark Clark de por qué Austria no terminó en manos soviéticas. La visita al museo de El Tercer Hombre es imprescindible.
Alberto Montagut/Viena
fuente: ADN.es
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