Estos filmes nos provocan intelectualmente. Porque de los otros, de los que nos embrutecen, ya hay muchos
Por qué nos hace más inteligentes. Porque aprendemos para qué sirve una actualización del sistema. El Arquitecto expone de forma sencilla (quizá "sencilla" no sea la palabra adecuada) cómo funciona la actualización de un sistema operativo o un programa informático. El experto en informática Iván Aparicio nos ayuda a comprenderla: "Neo, el elegido, también forma parte de Matrix. Es un programa más. Pero se trata de una anomalía, y por tanto altera el sistema. Para que la siguiente versión de Matrix sea mejor que la anterior, Neo debe entregarse para así incorporarse al sistema y que Matrix aprenda de esta anomalía. De este modo, no volverá a repetirse".
Por qué nos hace más inteligentes. Porque simplifica algo tan complejo como las emociones humanas. Verónica Cruz, co-directora de la iniciativa sobre inteligencia emocional Rapport, asegura que el éxito de la película reside en normalizar las emociones y tratar algo que todos conocemos, pero de lo que no se habla. "Es muy importante que los padres de Riley validen las emociones de la niña. Se preocupan, la entienden y, a partir de ahí, reaccionan. Por eso es necesario expresar la tristeza, porque despierta una reacción entre las personas que nos rodean, tiene una función social", asegura Cruz. Cuando alguien atraviesa un proceso de maduración, tarda mucho en darse cuenta de ello, y la adolescencia de Riley se precipita por sus circunstancias familiares.
Por qué nos hace más inteligentes. Porque viéndola entendemos muy bien la despiadada crisis económica que nos azota. La empresa descubre que el cataclismo es inminente, porque las hipotecas y los préstamos que ha ido concediendo alegremente durante años son más volátiles de lo que deberían. Inmediatamente, deciden vender esos activos tóxicos. Los jefes sabían esto desde hacía semanas, pero consideran que forma parte del ciclo económico. Y están tranquilos porque saben que, durante los dos años siguientes, la crisis mundial les permitirá conseguir beneficios económicos ante la cantidad masiva de gente que querrá deshacerse de sus acciones. Moraleja: al final siempre ganan los mismos.
Por qué nos hace más inteligentes. Porque nos explica la inteligencia artificial. Las nociones de libre albedrío, ideas preconcebidas y misericordia no significan lo mismo en esa habitación. Y al conocer a los distintos seres que Nathan ha creado, el espectador es testigo de varios grados de inteligencia artificial: esas máquinas humanoides son capaces de generar sumisión, sentimientos, insurrección, manipulación. O todo a la vez. Nathan, por su parte, lleva el complejo de Dios a un nivel inexplorado. 'Ex Machina' es una versión intimista de 'Terminator 2'.
Por qué nos hace más inteligentes. Porque retrata el funcionamiento de la mente humana. Expone cómo la mente puede razonar a través de y gracias al lenguaje. Según Sergio García, experto en psicología en el cine, "el pensamiento humano se genera como resultado de las palabras". "Los personajes deliberan a través de su discurso, y no al revés; utilizan palabras que ya conocen para dar forma a opiniones que no tenían hasta ahora", describe García. Y añade: "La película sugiere que los testigos no siempre son una prueba determinante en un juicio. Cuando una persona ve un acontecimiento, el recuerdo que después tendrá de esos hechos queda mermado o influido por lo que sucede después, la expectativa, la sociedad o la propia moral del testigo. La memoria es volátil. Así que un testigo no siempre será una prueba determinante, como se pensaba antiguamente".
Por qué nos hace más inteligentes. Porque aprendemos cómo se compone una pieza musical. Según el compositor de bandas sonoras Nico Casal, la escena en la que Mozart 'remezcla' una pieza de Salieri "pone de manifiesto el inmenso talento de Mozart, que repite una melodía que acaba de escuchar sin necesidad de partitura, y además cambia el ritmo y el tono e improvisa la introducción de variaciones (notas, dibujos, figuras melódicas). Salieri ha estado meses componiendo esa pieza y Mozart la convierte en una obra maestra, creando diversas variaciones sobre la marcha y en cuestión de segundos".
Por qué nos hace más inteligentes. Porque nos ayuda a entender el universo. Se trata de una fábula realista sobre cómo podría desarrollarse una comunicación entre los humanos y los alienígenas. Ellie Arroway atraviesa varios agujeros de gusano (una teoría física que asegura que permite conectar dos puntos del universo y trasladarse de uno al otro en cuestión de segundos) hasta encontrarse con las formas de vida extraterrestres. Pero ellos tampoco tienen todas las respuestas: el universo es demasiado inmenso para que una sola civilización pueda comprenderlo en su totalidad.
Por qué nos hace más inteligentes. Porque activa nuestra empatía cerebral y emocional. Es distinto entender algo que sentirlo. "En este caso, el espectador entiende lo que está viendo, y a la vez comparte la angustia del protagonista", describe Verónica Cruz, co-directora de la iniciativa sobre inteligencia emocional Rapport. Y añade: "La empatía puede ser heterocentrada (ponerse en el lugar de alguien racionalmente) o autocentrada (sufrir con esa persona). En 'Memento' se dan los dos tipos de empatía, de modo que la involucración del espectador es absoluta".
Shakespeare enamorado (Richard Madden, 1998) De qué va. Un romance ficticio entre un dramaturgo sin suerte llamado William Shakespeare (Joseph Fiennes) y Viola De Lesseps (Gwyneth Paltrow), tan apasionado que inspira una de las obras más influyentes de la historia: 'Romeo y Julieta'. Basado en hechos irreales.
Por qué nos hace más inteligentes. Porque ilustra qué es el posmodernismo. Esta corriente artística engloba cualquier obra de arte que utilice elementos de la realidad para deconstruirla y generar un híbrido de verdad ficcionalizada. 'Shakespeare enamorado' explota personajes y circunstancias reales para contar una historia totalmente inventada, y lo hace con el mismo tono, reglas, espíritu y herramientas que tenían los romances escritos por el propio William Shakespeare.
Tierras de penumbra (Richard Attenborough, 1993) De qué va. El autor de 'Las crónicas de Narnia', C. S. Lewis, se enamora de una divorciada cuando ya tenía previsto pasar el resto de su vida solo, entre sus clases de literatura y sus sermones religiosos.
Por qué nos hace más inteligentes. Lewis utiliza una anécdota ocurrida durante una clase para explicar cómo se construye una historia, según el principio de Aristóteles: el argumento no es un concepto independiente, el argumento es el personaje y sus acciones encadenadas. Uno de sus alumnos se duerme, y esas dos acciones (viene y se duerme) componen una trama, ¿por qué está aquí? ¿qué hará después? A continuación, el chaval se despierta, se levanta y se va. "Viene, se duerme y se marcha" concluye el profesor, "la trama se complica". Un sencillo análisis que puede aplicarse a cualquier historia.
Por qué nos hace más inteligentes. Porque presenciamos cómo funciona la formación del lenguaje. Horas y horas de conversaciones sin salida permiten a Louise descifrar la gramática, la morfología y la sintaxis del lenguaje de los alienígenas. Y salvar el mundo. Invita al espectador a presenciar cómo se edifica formalmente un idioma. Sergio García, experto en psicología en el cine, lo explica: "Aprendemos el lenguaje escuchando a otros hablantes y les imitamos. Y en esa imitación hay un ensayo y un error. Primero aparece una palabra, hacemos acercamientos a esa palabra... hasta finalmente hacer coincidir lo escuchado con lo dicho. En realidad, es casi un ejercicio matemático".
Por qué nos hace más inteligentes. Porque nos desafía con una parodia encubierta. El director, Verhoeven, pone a prueba nuestra intuición y habilidad de percepción para distinguir la sátira de la mediocridad. "Es cine no solo para ser analizado por el espectador, sino que a su vez la película hace una lectura del espectador", indica Sergio García, experto en psicología en el cine. "Para hacer una sátira sobre la violencia en el cine comercial, Verhoeven utiliza todos los elementos típicos de ese cine para llevarlos al exceso. Es comprensible que muchos espectadores sientan que simplemente están viendo más de lo mismo, pero aún más extremo y gratuito. Pero el poso queda, incluso aunque el espectador no lo haya percibido racionalmente", añade García.
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