Argumentos y guiones. Directores y sus actores y actrices.Proyectos de películas y los concursos. Y por supuesto, las críticas ajenas y propias cuando veo cine-en-ojo
Se acerca el cambio de año, se
aproximan también los lanzamientos. Los autores
más populares sacarán sus novelas y los cines se llenarán de estrenos. Hay que apresurarse a
leer para llegar con los deberes hechos: estas son algunas de las películas literarias para 2015, que se basarán en algunos libros bastante populares
Paddington
En Reino Unido, el país del que es
originaria, se estrenó a finales de noviembre, pero a España no llegará
hasta el día de Reyes, así que entra ya dentro de la lista de películas
literarias para 2015. La película no es de animación, está protagonizada
por el padre de Downton Abbey y adapta los populares libros infantiles protagonizados por el osito Paddington.
50 sombras de Grey
Lleva siendo una de las películas
literarias de los últimos tiempos porque todo el mundo ha estado
hablando todo el tiempo de ella (traducción: son unos genios del
marketing). Posiblemente ya no queda mucho que contar sobre el libro y
la adaptación, aunque se estrenará en febrero de 2015 y no creemos que vaya a ser de esas pelis que compiten por los Oscar.
¿Peli literaria basada en libro del XIX? Somos fans. En 2015 quizás se ponga de moda Thomas Hardy, lo que siempre viene bien. En julio se estrenará en España Far from the Madding Crowd, Lejos del mundanal ruido,
basada en la primera obra del escritor y muy exitosa. Publicada en
1874, sigue la historia de Gabriel Oak, un pastor de ovejas que se
enamora de Bathsheba Everdene, una joven vanidosa que no se quiere casar
con él. Luego cambian sus fortunas, aparecen dramones amorosos y todo
se vuelve lo trágico y lioso que esperamos de una historia como esta.
Orgullo y prejuicio y zombies
No sabemos la fecha del estreno, aunque será en 2015. Tampoco hay más que una foto que adelantó EW, pero seguramente será la película literaria más extraña del año (al menos si pensamos en películas austenianas). Las
hermanas Bennet no solo tienen que encontrar un marido para tener a su
madre contenta, también tienen que luchar con una plaga de zombies.
Macbeth
Tampoco hay trailer ni mucha más
información (aunque en IMdB se puede ver que llegará a los cines de
Alemania en enero, así que se puede más o menos imaginar cuándo lo hará
al resto de Europa, y tenemos una foto vía Mashable) sobre esta versión de Macbeth. La protagonizan Michael Fassbender y Marion Cotillard.
Suite française
Está prevista para 2015, aunque tampoco hay muchas fechas para ella, aunque sí un trailer. La película adapta la novela póstuma e inacabada de Irene Nemirovsky,
una historia muy poderosa y compleja (y todo parece indicar que se
quedan únicamente con la segunda parte del libro y no con la primera)
que no parece muy fácil de llevar a la pantalla. La novela es un retrato
de los días que siguieron a la invasión de Francia por parte de
Alemania durante la II Guerra Mundial.
Testamento de juventud
Basada en las memorias de la escritora Vera Brittain sobre la I Guerra Mundial, cuando fue enfermera (y protagonizada por Jon Snow de Juego de Tronos, Kit Harrington, lo que siempre hace que despierte más interés en general), Testamento de juventud se estrena en Reino Unido en enero, aunque no tiene fecha para llegar a España. Fuentes:libropatas.com, youtube.com
La leyenda urbana dice que se bautizó Chespirito con el sueño de ser tan grande como Shakespeare
El Chapulín Colorado, uno de los personajes icónicos de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito. /semana.com
No es un chiste. Al contrario, cuando le preguntaban si de verdad era
cierto, él excepcionalmente fruncía el ceño y respondía que era en
serio: “Tengo el sueño de ser tan grande como William Shakespeare”.Con semejante propósito empezó en los escenarios. Si el inglés fue un
dramaturgo, poeta, actor pues él también empezó a escribir, a declamar y
a interpretar. Ser o no ser, esa era su cuestión. Y fue porque empezó a
mirar hacia Latinoamérica, su continente colorido con expresiones
llenas de sabor y de personajes cargados de inocencia: 'Chespirito', el
'Chavo del Ocho'… Captó la atención de todos por su tremenda sencillez
en los diálogos y por la fuerza natural de sus personajes.Y creó un espejo divertido de la televisión que colonizaba desde Estados
Unidos. Si allá tienen a 'Superman' entonces hay que buscar alter ego
aquí. Así le dio vida a 'El Chapulín Colorado'. Y todos los niños
empezaron a decir: “No contaban con mi astucia”.Entonces el comediante y escritor mexicano Roberto Gómez Bolaño atravesó
las fronteras y se convirtió en pionero de la televisión en México.Con su talento ayudó a impulsar el imperio de Televisa. De 1972 a 1995,
'Chespirito' atrapó la atención de varias generaciones en ambos lados
del Atlántico, con un solitario niño de vecindad que se escondía en un
barril y con el primer superhéroe mexicano con su potente 'chipote
chillón' y sus pastillas de ‘chiquitolina’.Entonces llegó al prime time. Se robó el corazón de todos los pequeños.
Pero también de los grandes. Y entonces se volvió común que en los
hogares todas las familias se sentarán a ver en la pantalla chica sus
creaciones. Hasta cuatro generaciones lo disfrutaban con alegría. ¿Por
qué?Porque como los grandes supo que para transcender hay que comunicar con
sencillez. Eran otros tiempos. Eran la prehistoria de la pantalla chica,
mucho antes de HBO y de Neflix. Y, sin embargo, hoy cuando ha muerto a
los 85 años en su residencia en Cancún, Quintana Roo, millones sienten
que cumplió su objetivo. Aquí, en este continente, al menos es más
popular que Shakespeare.
Los momentos estelares de Chespirito
El comediante marcó la cultura popular de América Latina con sus famosos personajes
El famoso comediante mexicano Roberto Gómez Bolaños, fallecido este viernes,
se hizo rápidamente popular con El Chavo del 8. Ese niño que vivía en
un barril en una vecindad de México D. F. lo llevó a los televisores de
toda Latinoamérica, pero no fue su única creación. Estos son sus
personajes más populares y las frases que los hicieron famosos.
El Chapulín Colorado
El antihéroe mexicano es un hombre en mallas rojas con antenas de
saltamontes y un martillo de plástico. El Chapulín Colorado aparecía de
los sitios menos esperados cuando alguno de los personajes pronunciaba
la frase: "Y ahora, ¿quién podrá defenderme?".
Aunque enfrentaba a los villanos de una forma torpe, el peculiar héroe
hacía una distinción entre el bien y el mal. Cada vez que una
"brillante" idea se le ocurría pronunciaba frente a los espectadores:
"¡Síganme los buenos!".
El Chavo del 8
Este es el personaje más conocido de Roberto Gómez Bolaños en América
Latina. Un niño que vive en un barril de madera en una vecindad al que
todos llaman el Chavo pero de quien nunca se conoce ni su nombre, ni su origen. Legendarios son sus diálogos con Kiko,
uno de los habitantes del barrio, con quien tiene una relación de
complicidad. Una de sus frases más resonantes era su "eso, eso, eso",
cuando por fin lograba entender algo, que decía selañando con el dedo
índice en señal de aprobación.
Entre las peripecias del Chavo era común el regaño de algún adulto al
niño. Una escena que siempre terminaba en el peculiar llanto del
personaje: "Pipipipipi".
Chaparrón bonaparte
Un pequeño dramaturgo frustrado con su fornido compañero
Lucas siempre intentando demostrar que no están locos... haciendo
locuras. La marca de este par es ser excesivamente educados: “Gracias,
muchas gracias”, a lo que da como respuesta segura “No hay de queso,
nomás de papa”. Aunque a Chaparrón Bonaparte en todos los episodios le
da un ataque conocido como “la chripiorca”, donde el personaje no puede
dejar de levantar la pierna en repetidas ocasiones hasta que alguien lo
golpea.
Doctor Chapatín
La práctica de este médico de dudosa reputación es el tema de todos
sus episodios. Un doctor mayor que siempre lleva una misteriosa bolsa de
papel en la mano y que siempre tiene diagnósticos imposibles para sus
pacientes. "¿Está insinuando usted que soy viejo?", decía cuando alguien
dudaba de su autoridad. Y sujetando su bolsa de papel de cara a la
cámara mencionaba: "Con solo pensarlo, ya me dio cosa".
Chompiras y Botija
Una pareja de ladrones decide dejar de robar y conseguir un trabajo
honrado. Los enredos de este par terminaban con una afirmación tan
compleja como: "Para qué te digo que no, si sí".
El creador de un humor universal sin
fronteras, Chespirito, falleció a los 85 años en su residencia en
Cancún, confirmaron fuentes familiares
Febrero 21 de 1929
Hijo
de la secretaria bilingüe Elsa Bolaños Cacho y del pintor, dibujante e
ilustrador Francisco Gómez, nace Roberto Gómez Bolaños en Ciudad de
México.
21 Febrero 1949
Estudios
Estudió ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero nunca se graduó.
1951
Se inició como creativo en la Agencia ‘D'arcy, cuando tenía 22 años.
“Shakespearito”
Su
nombre profesional, “Chespirito”, se le atribuye al director
cinematográfico, Agustín P. Delgado; y éste deriva del diminutivo de la
pronunciación españolizada de Shakespeare: “Shakespearito”
El diminutivo lo empleó Delgado, haciendo alusión a la estatura de Gómez
Bolaños, y por la pretensión de que el talento del actor mexicano, para
escribir historias, se asemeja al de Shakespeare.
1960 — 1965
Muestra de talento
Entre
1960 y 1965, dos programas se disputaban el primero y el segundo lugar
de audiencia en la televisión mexicana, y ambos eran de la autoría de
'Chespirito': 'El estudio de Pedro Vargas' y 'Cómicos y canciones'.
1966
Cantinflas y Chespirito
En
1966 Mario Moreno ‘Cantinflas’ decidió tomar los guiones de Roberto
para una serie que se llamaría El estudio de Cantinflas, pero el
patrocinador canceló el proyecto dadas las altas pretensiones económicas
del famoso comediante.
1970
Su carrera como actor se consolidó y en 1970, se
extendió el tiempo de transmisión a una hora y fue entonces cuando la
serie se llamó: Chespirito, y donde se dieron a conocer diferentes
personaje tal es el caso de 'El Chapulín Colorado' y 'El Chavo del
Ocho'. Tal fue el éxito que se les dio una serie con un día especial de
la semana para cada uno, en media hora de transmisión y con horario
estelar.
1971
Se llama “Chavo del Ocho” porque en el año de 1971 este
programa se transmitía por Canal 8 de México; fue tanto el éxito del
mismo, que éste pasó a otro canal de más nombre y, señalan algunos,
“Chespirito” tuvo que buscar alguna excusa para el “8″ por lo que
inventó que el Chavo vivía en el departamento número 8.
1973
En 1973 'El Chapulín Colorado' y 'El Chavo del Ocho' ya
se transmitían en América Latina, su popularidad los colocó en el primer
lugar de audiencia.
1977
En 1977 llenó el estadio de futbol de Santiago de Chile
con el Show de Chespirito. En Buenos Aires, Argentina, llenó hasta el
tope el auditorio Luna Park, pero las fechas fueron insuficientes por lo
que tuvo que dar catorce funciones más.
1978
En 1978 "Chespirito" produjo, escribió y actuó la
película El Chanfle, que rompió todos los récords de taquilla. En su
archivo guarda seis obras de teatro.
2000
En el 2000 se le rindió un homenaje por su trayectoria
artística y su aportes como uno de los mejores cómicos, en el evento
compartió momentos con todos los actores que conformaron por más de 20
años el programa Chespirito, incluido Carlos Villagrán ‘Kiko’
En el 2003 lanzó a la venta su libro de poemas titulado ‘Poemas y un poco más
19 Noviembre 2004
2004
El
19 de noviembre del 2004, Roberto Gómez Bolaños se casó con la actriz
Florinda Meza, luego de haber vivido más de 27 años de unión libre.
28 Mayo 2004
Chespirito en las redes
Roberto
Gómez Bolaños, a sus 82 años, sorprendió a sus seguidores al rebasar el
millón de seguidores en Twitter, al lograr esta meta rompió el récord
convocando a más de 40 mil usuarios a través de un Twitcam, que fue
televisado en el noticiero Las noticias por Adela.
2012
En Marzo del 2012 se realizó en el Auditorio Nacional de
México un homenaje en su honor, donde más de 10 países participaron de
diferentes maneras, desde coreografías masivas hasta parodias con
personas muy talentosas.
Noviembre 28 de 2014
Fallece Roberto Gómez Bolaños, 'Chespirito'
El actor, comediante y escritor mexicano Roberto Gómez Bolaños, más conocido como Chespirito y creador de personajes como El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado, falleció este viernes, luego de padecer serios quebrantos de salud.
En las últimas semanas y a pesar de sufrir los achaques propios de la edad, el actor seguía activo y de buen humor, comentaron sus familiares, quienes hoy confirmaron la noticia de su deceso.
En sus últimas apariciones públicas, Gómez Bolaños se trasladaba siempre en una silla de ruedas.
"Estoy en estado de shock, no pensé que me iba a afectar tanto (...) Lo recordaré siempre con una sonrisa", dijo a Televisa llorando el actor Édgar Vivar, quien interpretó al personaje 'Señor Barriga' en la serie 'El Chavo del Ocho'.
Roberto Gómez nació el 21 de febrero de 1929,
en la Ciudad de México, en un hogar formado por la secretaria Elsa
Bolaños-Cacho Aguilar y el pintor Francisco Gómez Linares, quienes
tuvieron dos hijos más, Francisco y Horacio.
Antes de convertirse en uno de los actores más emblemáticos de Latinoamérica, fue boxeador amateur. De la Universidad Nacional Autónoma de México(UNAM) se graduó como arquitecto, profesión que nunca ejerció.
Su carrera artística comenzó en la radio y la pantalla chica luego de haber sido creativo publicitario. En 1973 sus programas eran un éxito internacional y se transmitían en toda América Latina, ocupando el primer lugar de sintonía y fama.
El trabajo de Gómez Bolaños se popularizó en cerca de diez países de habla hispana México, Colombia, Argentina, Brasil, Bolivia, Guatemala, Ecuador, Perú, Costa Rica, Nicaragua y en Estados Unidos. Sus programas han sido transmitidos en más de 90 países y fueron doblados en 50 idiomas.
Actualmente los personajes el Chapulín Colorado, el Chavo del 8, la Chilindrina, Don Ramón, Doña Florinda y Kiko,
entre muchos otros, siguen teniendo millones de seguidores, pues
después de 40 años ininterrumpidos en todos los hogares mexicanos los
programas se siguen transmitiendo, así como en Latinoamérica y España.
Como si fuera poco, el Chavo del 8 también cuenta con un canal oficial en Youtube.
Durante su carrera ha llenado dos veces el estadio de fútbol en Santiago de Chile con el Show de Chespirito, el Madison Square Garden de Nueva York en 1983 y hasta el escenario de la Quinta Vergara, que fue desbordado por los fanáticos que querían conocerlo.
Este talentoso comediante tiene más de 6 millones de seguidores en su cuenta de Twitter. La primera vez que trinó escribió "Hola, soy Chespirito tengo 82 años y esta es la primera vez que tuiteo. Estoy debutando, síganme los buenos". Desde entonces, sus seguidores aumentaron día a día.
El piano, uno de los que aparece en la
película, pasó a la historia por la escena en la que Ingrid Bergman le
pide a Dooley Wilson que toque As time goes by
Escena de la película Casablanca en la que aparece el piano subastado./elmundo.es
El famoso piano de Sam (Dooley Wilson) en 'Casablanca' ha alcanzado
hoy el precio de 3,4 millones de dólares (unos 2,7 millones de euros) en
una subasta de la casa Bonhams en Nueva York. El piano en cuestión es uno de los dos que aparecen en el film y pasó
a la historia del cine por la escena en que Ilsa (Ingrid Bergman) se
acerca al pianista y le pide que toque 'As Time Goes By'. El instrumento es una pieza clave de la película y un elemento más
del argumento desde su posición central en el Rick's Café Américain, el
establecimiento que regenta Rick (Humphrey Bogart) en 'Casablanca'
(1942), ya que el protagonista lo utilizaba como escondite para el
tráfico de papeles ilegales. Otro momento decisivo del piano en la película es el que sucede
cuando soldados alemanes irrumpen en el café y piden que se toque 'Wacht
am Rhein', pero finalmente Victor (Paul Henreid) se impone y el himno
que acaba sonando es 'La Marsellesa'. Antes de ser subastado, el piano pertenecía a un dentista de Los Ángeles,
el doctor Gary Milan, que aseguró que nunca llegó a saber de quién eran
las huellas que hay en el chicle de debajo del teclado. Los papeles con los que se traficaba en la película han sido también subastados hoy por más de 100.000 dólares (80.460 euros). Según el American Film Institute, 'Casablanca' es la segunda película
más importante de la historia, solamente por detrás de 'Ciudadano Kane'
(1941).
El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana
celebrará su 36 edición con 478 obras y una vasta agenda en la que
destaca el homenaje al escritor Gabriel García Márquez y los
reconocimientos al actor Benicio del Toro y al director ruso Andréi
Konchalovsky
Gabriel García Márquez siguen sus homenajes póstumos./Oriol Malet./lavanguardia.com
Benicio del Toro se prestó para un Pablo Escobar.
El realizador ruso Andréi Konchalovsky.
El evento será inaugurado el próximo 4 de diciembre
en el Teatro Karl Marx de La Habana con la exitosa coproducción
argentino-española "Relatos salvajes", uno de los 21 largos de ficción
que competirá por el galardón de mejor película junto a otros filmes de
Argentina, Cuba, Colombia, Chile, Brasil, México, Uruguay y República
Dominicana.
El director del Festival, Iván Giroud, afirmó hoy en
rueda de prensa que este año el concurso tendrá un "alto nivel" y
recuperará el "peso" del cine cubano, con cuatro largos en competición,
entre ellos cintas de los realizadores Fernando Pérez y Jorge
Perugorría.
Entre los invitados confirmados destaca el actor
portorriqueño Benicio del Toro -quien será distinguido con un premio
Coral de honor junto con el realizador ruso Andréi Konchalovsky- así
como el actor español Paco León y el estadounidense Matt Dilon.
Desde
Estados Unidos también llegará el matrimonio conformado por Maria y
André Jacquemetton, guionistas de la serie televisiva "Mad Men", quienes
junto al realizador argentino Diego Lerman y el periodista español
Ignacio Ramonet participarán en un seminario sobre el nuevo "paradigma"
audiovisual que representan las series.
Uno de los ejes de la
cita será el homenaje "fundamental" que se rendirá al escritor
colombiano Gabriel García Márquez, fallecido en abril pasado, y en el
que además participarán la Escuela Internacional de Cine y Televisión
(EICTV) y la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL), que el Nobel presidía.
García Márquez fue fundador de esas instituciones
y también del Festival de La Habana, que ha programado un encuentro
teórico y la exhibición de documentales sobre su figura, entre otras
actividades.
En cuanto a las exhibiciones, Giroud resaltó que
este año habrá novedades, empezando por el estreno en Cuba de la
tecnología digital DCI mediante un proyector de alta gama adquirido por
el ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de Cine (Icaic).
Ante
la "contracción" que ha experimentado el circuito de cines de La
Habana, el Festival realizará además proyecciones de "cine móvil" por
varios barrios de la ciudad con una pantalla gigante donada a la isla
por el gobierno de Venezuela.
El amplio programa de muestras y
retrospectivas incluirá cine español, canadiense, italiano y
estadounidense, entre las que destaca la sección de cine independiente
de EEUU, que mostrará por primera vez fuera de ese país un conjunto de
películas "indie" afroamericanas.
Fuera de las 116 obras que
concursan en cinco categorías, el cine latinoamericano mantendrá su
fuerte presencia en el festival con decenas de largometrajes, cortos y
documentales que repasan el panorama cinematográfico de la región.
El
jurado de ficción estará integrado por realizadores como la argentina
Lucía Puenzo, el colombiano Sergio Cabrera y el boliviano Juan Carlos
Valdivia.
Recopilamos una lista de diez películas basadas en el mundo de la
escritura. La selección no ha sido sencilla, pero creemos que ha quedado
interesante y variada
Para romper bloqueos se necesita escribir sin inspitación y sólo bajo la imaginación./literautas.com
Adaptation. El ladrón de orquídeas (2002)
Empezamos por una película imprescindible para todo escritor.
Protagonizada por Nicholas Cage y escrita por Charlie Kaufman, cuenta la
historia de un bloqueo creativo del propio autor y, entre otras cosas,
analiza las diferencias entre la escritura de una novela y la escritura
de un guión de cine.
Como curiosidad extra, en la película hay una divertida escena en la
que el protagonista acude a un seminario de guión impartido por el
mismísimo Robert McKee, autor del conocido y reputado libro El guión.
Barton Fink (1991)
Otra película sobre el bloqueo del escritor. “Barton Fink” surgió
mientras los hermanos Coen escribían “Muerte entre las flores”. Ante la
imposibilidad de continuar con el guión, lo abandonaron temporalmente y
dieron forma a esta otra película. Bendito bloqueo creativo.
El protagonista es un escritor llamado Barton Fink (John Turturro),
que acaba de cosechar su primer gran éxito en Nueva York y es contratado
para escribir el guión de una película de serie B en Hollywood sobre un
tema que desconoce.
Fink se traslada a Los Ángeles y se aloja en un oscuro hotel donde
intenta, en vano, escribir el guión de la película mientras su vecino de
cuarto (John Goodman) intenta ayudarlo. Así se crean toda suerte de
peripecias con un humor negro al más puro estilo de los Coen.
Desmontando a Harry (1997)
Ácida crítica al mundo intelectual por parte Woody Allen y
protagonizada por él mismo en el papel de Harry Block, un autor de éxito
que ha basado gran parte de los personajes de sus obras en personas de
su entorno, cosechando el odio de sus familiares y amigos.
A modo de anécdota: el nombre del protagonista (Harry Block) hace
referencia al “writer’s block” o bloqueo del escritor, así como al
protagonista de la película El Séptimo Sello, de Ingmar Bergman, a quien
Allen parodia en esta cinta.
Balas sobre Broadway (1994)
Otra película de Woody Allen. Esta vez se trata de una comedia
protagonizada por John Cusak en el papel de David Shayne, un autor
teatral que se considera un artista y que se niega a hacer concesiones
sobre su obra.
Sin embargo, a la hora de producirla, tendrá que pelear
constantemente con el productor para que sus principios no se vean
comprometidos; sobre todo cuando éste consigue como patrocinador a un
mafioso empeñado en que su novia, una chica con poco talento y voz de
pito, haga el papel principal. Una divertida película sobre la lucha
entre el ego del artista frente a la cruda realidad de una producción.
El juego de Hollywood (1992)
Dirigida por Robert Altman y protagonizada pot Tim Robbins, en esta
película sobre Hollywood se satiriza el negocio del cine y la escritura
de guiones en las grandes productoras. Aquí ya no se trata de una
historia de bloqueo creativo, sino de cinismo y mentiras.
Capote (2005)
Protagonizada por Philip Seymour Hoffman, la película cuenta cómo el
escritor y periodista norteamericano Truman Capote investiga el
asesinato de una familia de granjeros en Kansas, lo que le llevará a
escribir su conocida obra A sangre fría.
Sylvia (2003)
Otra biografía, en este caso de la poetisa norteamericana Sylvia
Plath, interpretada por Gwyneth Paltrow. Interesante historia de una
mujer inteligente y apasionada que también podemos conocer a través de
la novela semi-autobiográfica La campana de cristal, donde la autora cuenta su historia bajo el pseudónimo de Victoria Lucas.
Las horas (2002)
Adaptación de la novela homónima de Michael Cunningham, Premio
Pulitzer en 1999. La película cuenta la historia de tres mujeres
diferentes que viven en épocas distintas y cuyas vidas se conectan a
través de la novela La señora Dalloway, de Virginia Woolf.
Más extraño que la ficción (2006)
Esta comedia no trata sobre la vida de un escritor, pero la he
incluido porque, además de divertida, tiene un original argumento: el
protagonista de la historia, Harold Crick (Will Ferrell), es un auditor
del Servicio de Impuestos que empieza a escuchar una voz en off que
narra su día a día, como si estuviese dentro de una novela.
Tras consultar a un psiquiatra sin ningún resultado, el protagonista
acude a un experto literario interpretado por Dustin Hoffman. Juntos,
elaboran una lista de posibles autores que podrían estar narrando la
historia. Mientras tanto, la vida de Harold sufre muchos cambios y se
pone patas arriba.
El club de los poetas muertos (1989)
Para terminar la lista, un clásico que no podía faltar y que narra
cómo un profesor de literatura llamado John Keating (Robin Williams)
logra que cuatro de sus estudiantes se apasionen por la poesía y
refunden el Club de los Poetas Muertos.
Y hasta aquí la lista de películas sobre el mundo de la escritura.
¿Qué les parece? ¿Las han visto? ¿Alguna película más que les gustaría
incluir?
La mítica actriz tenía un gusto
exquisito por la literatura. En su biblioteca, catalogada por
Christie's, hay más de 400 volúmenes de primer nivel
Marilyn Monroe, en su casa. / Philippe Halsman./elpais.com
¿En qué se parecía Marilyn Monroe a Norma Jean? Es una pregunta que
siempre girará alrededor del mito. ¿Qué tenía dentro de la cabeza la
cara más conocida de su tiempo? Entre otras cosas, muchos libros, a la
vista del inventario que hizo la casa de subastas Christie’s
de su biblioteca personal, en la que hay más de 400 volúmenes de primer
nivel. Parece que la mujer más deseada de todos los tiempos siempre
tuvo un gusto exquisito para la literatura y que lo afiló más aún tras
su matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller. Hay fotos muy conocidas
de la actriz, tomadas en los descansos de sus rodajes, en alguna
biblioteca o incluso en su propio apartamento, en las que se la ve con
obras como el Ulises
de James Joyce o la poesía de Walt Whitman en las manos, los ojos
clavados en sus páginas y un gesto de concentración a prueba de
intrusos. También otra en la que hojea un catálogo de Francisco de Goya.
Sin embargo, ésa no es la única prueba de su interés por la cultura de
España, porque ahora que se ha hecho público el catálogo de sus tesoros
hemos descubierto dos libros de poesía que nos atañen, los que aparecen
señalados con los números 264 y 268 y que son, respectivamente, una
antología de poemas de Rafael Alberti y Poeta en Nueva York,
de Federico García Lorca. Conociendo a Alberti, me puedo imaginar sin
hacer ningún esfuerzo que de haberlo sabido, pocas cosas le habrían
hecho tanta ilusión en su vida.
La colección privada de libros de Marilyn Monroe es apta para los
paladares más exigentes y nos deja claro, para empezar, que era mucho
más inteligente que los que hicieron la lista, en la que incluyen a
Alberti y Lorca entre los “autores latinoamericanos” y El principito,
de Antoine de Saint-Exupéry –precisamente el primer regalo que ella le
hizo a Joe Dimaggio–, en la sección de psicología. Sus tesoros
bibliográficos van de clásicos como Aristóteles o Platón hasta Oscar
Wilde y En el camino,
de Jack Kerouac; de los maestros rusos, Dostoievski, Tolstói, Chéjov y
Pushkin, y los franceses, Proust, Zola, Albert Camus, Alejandro Dumas,
Stendhal y Colette, a Muerte en Venecia, de Thomas Mann, a La última tentación de Cristo,
de Nikos Kazantzakis; y pasa por Edgar Allan Poe, John Steinbeck; por
los versos de William Blake, Rainer Maria Rilke o D. H. Lawrence, y por
el teatro de O’Neill, Tennessee Williams, Bernard Shaw y Molière, aunque
en este género brilla por su ausencia, de forma extraña, el propio
Arthur Miller. Por supuesto, no faltan los novelistas contemporáneos de
la intérprete, Sherwood Anderson, Scott Fitzgerald, Hemingway, William
Faulkner, Thomas Wolfe, Dorothy Parker y Carson McCullers, a quien
conoció junto con Isak Dinesen.
La aparición de Lorca
y Alberti no hace más que agrandar la idea de que a Marilyn le
interesaba España. Ceferino Carrión, el hostelero de Santander que era
amigo suyo y dueño del restaurante La Scala, donde comía la
estrella a diario, es conocido por ser quien le llevó a su casa la cena
el 4 de agosto de 1962, la noche en que murió. En una conversación de
hace un par de años con el periodista Sebastián Moreno, aparte de contar
cómo le había presentado a Brigitte Bardot, con la que Marilyn al
parecer fue encantadora, recordaba que la protagonista de La tentación vive arriba “leía mucho, hablaba a menudo de poetas españoles o de sus pintores favoritos, que eran Velázquez, Goya y Picasso”.
Si la frase “dime qué has leído y te diré quién eres” tiene algo de
cierto, después de asomarnos a su biblioteca, tal vez sepamos algo más
de Marylin, ese mito al que a veces uno tiene la sensación de conocer un
poco menos con cada biografía suya que devora.
La casa del
clan Corleone en la película de 1972 cuenta con cinco dormitorios, siete
cuartos de baño, un gimnasio, una sala de juegos y una cocina. Fue el telón de fondo de varias de las escenas de la película, especialmente de la boda de Connie Corleone, interpretada por Talia Shire
La mansión de los Corleone sale a la venta./lainformacion.com
Los seguidores de la saga de El Padrino están de enhorabuena, ya que si cuentan con dos millones y medio de euros pueden hacerse con la mansión de los Corleone en la saga cinematográfica.
La casa de Staten Island (Nueva York), en la que se rodaron varias escenas de la mítica saga se pone a la venta se encuentra en una finca de 24.000 metros cuadrados, en el número 110 de Longfellow Ave.
A la espera de que llegue "una oferta que no podrá rechazar", la casa del clan Corleone en la película de 1972cuenta con cinco dormitorios, siete cuartos de baño, un gimnasio, una sala de juegos y una cocina "para morirse".
Robert Duvall se prestó para caracterizar al Consilieri Tom Hagen.
Gianni Russo, que interpretó a Carlo Rizzi, recomendó la casa al equipo de la película
Aunque Francis Ford Coppola no rodó las escenas en el interior de la
casa de los Corleone en las habitaciones de esta mansión, la casa fue el
telón de fondo de varias de las escenas de la película, especialmente
de la boda de Connie Corleone, interpretada por Talia Shire.
De hecho, fue Gianni Russo -actor de ascendencia italiana pero natural de Staten Island que interpretó a Carlo Rizzi, el hombre que se casa con Connie- quien recomendó la casa al equipo de la película para que fuera el feudo de los Corleone.
Construida en 1930, la casa fue en realidad el hogar
de la familia Norton, que la puso a la venta después de casi seis
décadas viviendo en la casa, según informa The Guardian.
La mansión, que fue restaurada y renovada en 2012, cuenta también con cuatro garajes, dos oficinas, una piscina de agua salada y un férreo sistema de seguridad para mantener alejados a los huéspedes no deseados.
En declaraciones al Staten Island Real, el agente inmobiliario Joseph Profaci asegura que "la cocina es para morirse",
y destaca que la propiedad cuenta "con todo lo que puedes desear para
el entretenimiento: un gran espacio abierto y una gran zona de comedor
que se abre hacia el patio y la piscina".
Además Profaci añade que su parte favorita de la casa es una puerta
de madera en la primera planta que parece la entrada de un antiguo bar clandestino. Una puerta que lleva hasta a un sótano que contiene un bar, chimenea de piedra y sala de juegos.
Una mansión de auténtico lujo solo al alcance de los fans más adinerados de la joya maestra de Francis Ford Coppola.
Un paseo flâneur por los lugares que el director francés eligió para rodar sus trece largometrajes ambientados en París
François Truffaut fue un profundo conocedor de su ciudad: París./elpais.com
El hombre que amaba a las mujeres (L'homme qui aimait les femmes, 1977), una de las mejores películas de François Truffaut,
cuenta la historia de un hombre que se dedica a conquistar a todas las
que se cruzan en su camino, porque su capacidad de amar le lleva a
querer a todas y a ninguna en particular.
Al igual que el protagonista de su película, François Truffaut fue un hombre que amó a las mujeres y al que las mujeres amaron: sobre su lápida en el cementerio parisiense de Montmartre, donde está enterrado y rodó sin permiso varias secuencias de El amor en fuga (L'amour en fuite, 1979), nunca faltan flores, velas y dedicatorias de rendidos admiradores de su cine y su deslumbrante personalidad.
el puente sobre las vías del tren de Charenton-le-Pont por el que corren Jules, Jim y Catherine en una secuencia de Jules et Jim (1962),
o el balcón con vistas al Sacre Coeur del apartamento de Antoine en Besos robados (Baisers volés, 1968): la secuencia fue rodada en la habitación 639 del Hotel Avenir Montmartre (39, boulevard Rochechouart); el propio François Truffaut fue cliente del hotel y se alojaba en esa misma habitación.
En total, 205 fotografías tomadas por el autor, que se muestran junto a los fotogramas originales de las películas, fichas de la secuencia en la que aparecen y curiosidades del rodaje.
La publicación del libro coincide con el 30 aniversario de la muerte de Truffaut, a quien también dedica una exposición, hasta enero de 2015, la Cinemateca Francesa.
El libro póstumo del autor mexicano,
que se publicará en noviembre, reúne sus escritos, hasta ahora inéditos,
sobre filmes, actores, actrices y directores que lo apasionaron en la
juventud y en la madurez. La obra está dedicada a su padre y a sus
hijos, y el artículo que aquí anticipamos evoca las inolvidables
sesiones del veracruzano Salón Victoria
Susan Sontag, Jean-Claude Carrière y Carlos Fuentes, en el Festival de Venecia, en 1967./adncultura.com
Desde su juventud, mi padre venía anotando
cuidadosamente todas las películas que vio, en libros de tapas negras
corrugadas, lomos y esquinas de marroquí rojo y clasificación número 6 ½
de la Standard Blank Book, un producto hecho en los Estados Unidos por
una cierta compañía Boorum & Pease.
Estos
cuadernos largos y anchos, evocadores de la vieja contabilidad propia
de familias honradas y hacendosas, guardaba, en el caso de mi padre, un
enjambre de sueños. Mi padre, que siempre fue un hombre lleno de
fantasía alegre, se refugió en la nueva diversión que durante su vida
apareció en Jalapa: el cinematógrafo.
La capital veracruzana tenía
su Salón Victoria y exhibía, sobre todo, melodramas silenciosos
italianos de alta intención artística. Estos melodramas románticos eran
protagonizados por mujeres de actitudes tan extravagantes como sus
nombres: Francesca Bertini, Pina Minichelli, Giovanna Terribili
González. Eran mujeres embarradas a las paredes: contra las paredes
arañaban desesperadas, abrían los brazos en cruz y cerraban los ojos
antes de rendirse a un amor indeseado o a un sacrificio implacable. En
la pared se apoyaban para llevarse la mano a la frente, cerrar los ojos y
vacilar, temblorosas, ante una mala noticia. Mujeres "ojerosas y
pintadas", la exageración de sus poses y de sus maquillajes era
considerada, en todo el mundo civilizado, como una especie de pináculo
de la emoción dramática. Además, la Minichelli, la Bertini, la
Terribili, lloraban dando la cara al público, comunicando su emoción
directamente. Lo mismo hacían, en sus fugaces apariciones en la pantalla
del cine, las actrices consagradas del teatro y la ópera, como Sarah
Bernhardt, Eleonora Duse y Geraldine Farrar. El cine, para salvar su
orfandad estética, debía afirmar que no era simplemente cine (una
invención mecánica, populachera, acaso un poco louche y hasta
porno, como lo demostraban los niquelodeones para caballeros instalados
en las avenidas de comercio de las grandes capitales) sino arte: teatro y
ópera. Las actitudes en boga en estos dos espectáculos pasaron íntegras
al primer cine, sobre todo el italiano. E Italia, todos lo sabían en
Jalapa, era la cuna del arte.
Me contaba a veces mi padre que la
aparición de las primeras películas norteamericanas fue recibida en
Jalapa con disgusto, risa y rechazo alarmado. ¿Por qué actuaban así
estos actores -Wallace Reid, Richard Barthelmess, Norma Talmadge, Mary
Pickford-, como si estuvieran paseándose por la calle, comiendo en un
restaurante, despertándose, manejando automóviles y, horror, ridículo,
dando la espalda o tapándose las caras al llorar? ¿Dónde creían que
estaban: en su cocina o en el templo del arte? La buena sociedad
jalapeña que asistía a las tandas del Salón Victoria sólo aceptaba a las
vamps del cine americano, imitadoras de las vampiresas del cine
italiano, y sobre todo a Theda Bara (nacida Tehodosia Burr Goodman en
Cincinnati, Ohio), la tremenda Cleopatra en perpetua pose de mural
egipcio: una mano de visera junto a una frente engalanada de perlas,
otra tiesa como un ala herida junto a los senos detenidos por un brassière metálico en forma (¡ya!) de áspid. En cambio, esa tremenda heroína de las series de aventuras, Pearl White en Los peligros de Paulina,
¿cómo podía prestarse a semejantes contorsiones, indignas de una dama:
atada a los rieles mientras un tren se aproxima a toda velocidad,
arrojada dentro de un pozo de agua, enviada en barril sobre una
catarata, encadenada a una mazmorra prusiana por lascivos oficiales del
Kaiser, pendiente de las alas de un avión sin piloto, arrastrada por
caballos, pisoteada por búfalos, aventada desde tranvías? ¿Cómo podía
una mujer (no digamos una dama) sufrir estos percances, estas
indignidades, tratada como una vulgar pelota de fútbol, y emerger de
todo ello, no digamos sin moretones, sino triunfante, confiada, alegre?
Tan
cerca de mis ojos... ¿Qué importa?, me dice mi padre, y se lo dice a
ustedes: No entiendes. No saben soñar. Al cine se entra a soñar, lector,
espectador, mi semejante, mi hermano. El mundo se ha llenado de mujeres
que antes ni siquiera se podían mirar. Sin el cine, ahora (tú,
espectador) no las podrías tocar (igual que antes), al menos las podían
ver y este era un triunfo de ellas, para ellas, más que para ustedes.
Sentado allí con los ojos cerrados, tú puedes repasar (mi semejante, mi
hermano) todos esos ojos enormes que al mirar hacia la oscuridad de una
sala te miran a ti. Ojos de incendio nocturno de Pola Negri. Ojos de
laguna envenenada de Gloria Swanson. Ojos de orgasmo nómada de Greta
Garbo. Todas esas cabelleras que al ser acariciadas por un galán
cinematográfico (tu semejante, tu hermano) son acariciadas, vicariamente
por ti. John Gilbert acaricia la cabellera de miel colérica de Greta
Garbo. La Divina Sueca tiene sólo 24 años y parece una medusa de frente
plisada y ojos entrecerrados para no convertirnos en piedra a sus
adoradores: not yet. Richard Barthelmess acaricia la cabeza de
dorada inocencia (sólo le falta una aureola de santa; D. W. Griffith se
la entrega gustoso) de Lilian Gish. Todos esos labios que se acercan
tentadores y húmedos no a una cámara, sino a tus labios (vicario
espectador, mi semejante, me hermano): labios de todas las formas y
tamaños, súbitamente disponibles en el mostrador de plata de una
pantalla. Desde los labios largos, tan amargos como ansiosos de hombre,
de la danesa Asta Nielsen hasta los labios de capullo, inverosímilmente
dibujados como sobre la punta de un alfiler sangrante, de la gringa Mae
Murray, la viuda alegre de Von Stroheim, conocida en el mundo entero
como "the girl of the bee-stung lips" (la chica con los labios picados
por abeja).
Cabelleras, ojos, hasta las pieles, las pieles que en
la pantalla dejaban de aparecer blancas en la ecuación blanco y negro,
para adquirir tonos de oro o de plata, la palidez magiar de la bellísima
Vilma Bánky era plateada, la blancura cachonda de la flapper universal.
Clara Bow con su falda corta y su pelo a la garzón y sus medias
brillantes y sus zapatillas de Charleston, puntiagudas y alegres, era de
zinc. Vilma Bánky te conducía, envuelta en zorros, tirada por un perro
borzoi, descalza, a lo largo de la galería de un castillo de
cartón-piedra a orillas de un Lago Batalón pintado al fondo hasta llegar
a una recámara impenetrable. Las puertas sólo se abrían en estas
recámaras del romance rutinario / balcánico de Hollywood para cerrarse
en seguida, en tus narices mismas, espectador curioso.
Tú no
podrías penetrar pero el galán, Rod la Rocque o Ronald Colman, penetraba
por ti y tú, resignado a imaginar la palidez plateada de una Vilma
Bánky desnuda arrojada por el húsar a la vez brutal y caballeroso en
sábanas de seda, dabas la espalda a la puerta, regresabas por la
galería, salías del castillo y en la calle (Ruritania / París. Exterior.
Día. CU extremo) te esperaba Janet Gaynor vendiendo flores y envuelta
en un chal, invitándote a acompañarla a su altísima mansarda, el séptimo
cielo sin calefacción ni agua corriente donde los novios pueden
quererse y, con su amor, vencerlo todo. Pero tú no estás para Janet
Gaynor este día y mejor vas a la cantina donde, de mesa en mesa, se
pasea Clara Bow con su cabello pelón y esponjado y una interrogante del
pelo pegada a la frente: su celebrado kissmequick y su cigarrillo
en la boca, para asegurar que los ojos estén siempre entrecerrados,
defendiéndose del humo, invitando, interrogando como el kissmequick
o "bésame pronto" de la frente: piernas de seda, senos planos pero
rebotantes bajo el escote de lentejuelas, delicioso recovecos de muslos
blancos y axilas afeitadas, boca entreabierta, labio entreabierto,
pierna entreabierta: cómo resistir a Clara Bow, la muchacha que tenía eso, la It Girl, la chica dueña de la esencia reificada del amor, el amor-cosa, la pasión-objeto, eso:
a la mano. Si alargaras la tuya en el cine para tocar esa ilusión que
te es ofrecida a uno venticinco la butaca, que te hace girar la cabeza,
espectador, con sus promesas inmediatas (tan cerca de mis ojos) que
luego te arrebata (tan lejos de mi vida) con un implacable rótulo, FIN,
THE END, como si tú pudieras suspender de esa manera abrupta tu sueño,
como si pudieras archivar perentoriamente tu deseo, levantarte y salir a
la soledad de las calles murmurando, quizá sucede que me canso de
ser hombre, sucede que entro en las sastrerías y en los cines marchito,
impenetrable? navegando en un agua de origen y ceniza.
El agua
de Neruda se convertía, en Hollywood, en la gran bañera de la seducción
femenina; era la misma bañera de Nazimova, de Pola Negri, de Vilma
Bánky: turbia, para que no se vieran los cuerpos; burbujeante como el
deseo sexual; extravagante como la bañera incomparable de Popea
(Claudette Colbert), la mujer de Nerón en El signo de la cruz. Faltaría Jean Harlow para darse una ducha al aire libre (admirada por Clark Gable) en Red Dust (1932).
Entre
el exotismo italiano y la naturalidad norteamericana aparece Rodolfo
Valentino, inmigrante italiano (Rodolfo Guglielmi di Valentina) que
ilustró la gran escalada de la clase inmigrante a la clase obrera al
estrellato financiero, político o fílmico. El fatum migratorio de
Valentino era semejante al de los productores de origen bielorruso,
como Louis B. Mayer (Eliezer Meir, Lazar Mayer); polaco, como Samuel
Goldwyn (Schmuel Gelbfisz), y húngaro como Aldoph Cukor (bautizado
Adolph Zukor).
Theda Bara, como una mortífera Cleopatra.
El
asalto a la pila bautismal (Guglielmi-Valentino) era tan corriente como
necesario. Theodosia Burr Goodman debía convertirse en Theda Bara,
anagrama de Arab Death; Douglas Elton Thomas Ullman en Douglas
Fairbanks; Gladys Smith en Mary Pickford; Barbara Apolonia Chalupiec en
Pola Negri, y más tarde, Lucille Fay Le Sueur en Billie Cassin en Joan
Crawford. ¿Qué nombre se vería bien en la pantalla, cuál en la
marquesina? ¿Quién confiaría su dólar de entrada a un judío polaco
llamado Gelbfisz, quién casaría a su hijo con una señorita Chalupiec?
¿Quién no bailaría el tango de moda con un italiano que parecía hecho de
seda y aceite, llamárase Guglielmi o Valentino? ¿Inmigrante, bailarín
de café-concierto, gigoló, ladrón, extra de cine, actor y dominado por
sus esposas lésbicas como él dominaba en la pantalla a la anglosajona
virginal que osaba entrar a su tienda en el desierto? Los machos lo
odiaron, llamándole "la borla de empolvar color de rosa", "the poder
puff pink". Los homosexuales lo adoraron, viendo en Valentino lo que
ellos querían ser. Andrógino, apelaba al secreto erótico de muchos
hombres y demasiadas mujeres. Ignorante, pero poseído por su pose,
Valentino murió a tiempo, de peritonitis, a los treinta años. Su funeral
fue un acto multitudinario. Su tumba, objeto de la devoción de una
mujer que, año con año, depositaría una flor en el Templo del Jeque y de
atención por parte de John dos Passos, que le dedica uno de sus
capítulos en la trilogía USA.
Pero en Jalapa, 1920, la
novedad era el naturalismo de los actores norteamericanos y la aparición
en sus películas de mujeres emancipadas. El cine italiano era una
especie de friso antiguo, inmóvil, en el que se fijaban todos los
vestigios del Arte con mayúscula. El cine norteamericano era un río
fluyente, que lo mismo arrastraba lodo que oro: nadie podía bañarse dos
veces en esas aguas, ricas e impuras, de la modernidad reclamada por
Hollywood, proyectada por Hollywood, identificada con Hollywood y
proyectada por Holywood a todos los rincones del mundo, inclusive el
Salón Victoria de Jalapa, Veracruz, donde mi joven padre Rafael Fuentes
empezó a apuntar religiosamente cada una de estas comuniones con el
Séptimo Arte en su impresionante carnet de contabilidades decimonónicas.
A cada sacramento mi padre le daba fecha, nombre, director,
protagonistas y calificación: del cero de la maldad al cinco de la
perfección, pasando por un mediocre dos, un aceptable tres y un muy buen
cuatro.
Los cuadernos de mi padre se encuentran junto con mis
papeles en la Biblioteca Firestone de la Universidad de Princeton. Yo
sólo me ceñí a leer lo que él anotaba hasta que, por vez primera, me
separé de él para regresar de la libertad parrandera de mi Buenos Aires
querido a la escuela secundaria en la ciudad de México. Intenté entonces
suplir la ausencia de mi padre con mi propio cuaderno de idas al cine.
La afición no me duró más de un año, pero celebro que mis tres hijos
productores judíos -Cecilia, Carlos y Natasha- hayan sido, aún más que
su abuelo, cinéfilos apasionados y memoriosos. Si de niño consulté a mi
padre sobre las novedades (y las calidades) del cine, de grande conté,
en cambio, con la enciclopédica cultura cinematográfica de mis hijos.
Resulta que sólo fui un puente de celuloide entre un proyector Arriflex y
un DVD.