24/12/13

Lluvia de Paz y Prosperidad

¡Feliz Navidad 2013 Próspero Año 2014 !

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Como una lluvia incesante de paz y prosperidad sean para todos, confiando que sus propósitos sean una realidad fascinante porque la esperanza es como la vida misma...

Son mis deseos

Marcelo Del Castillo

21/12/13

Rossana Podestà, reina del péplum

Protagonizó superproducciones de Hollywood y películas de serie B en Italia y será recordada por imponerse a Ava Gardner y Elizabeth Taylor en el casting de Elena de Troya

Rossana Podestà, actriz italiana, en 1956. / Cordon./elpais.com


Rossana Podestà, la pin up italiana que protagonizó tantas películas péplum en los años cincuenta y sesenta, murió en Roma a los 79 años. Su vida cambió el día de 1955 en el que el director Robert Wise la prefirió —ella, que ignoraba por completo el inglés, con apenas 18 años, sonrisa de niña y cuerpo de mujer— a estrellas de Hollywood como Ava Gardner, Lana Turner y Liz Taylor, para el papel de la protagonista en Elena de Troya. Aquella cinta, sus batallas, duelos, bacanales, besos y lágrimas se rodaron en los estudios de Cinecittà y coronaron a Podestà reina del género de las aventuras mitológicas.
Su fresca sensualidad se hizo indispensable en las superproducciones norteamericanas filmadas en Italia, tras la II Guerra Mundial, los sandaloni, como se llamaban en la capital, cuando de boca en boca rebotaba la noticia de un rodaje y enjambres de buscavidas acudían a las puertas de Cinecittà con un par de sandalias en la mano y el hambre en la barriga. Entre la ruidosa humanidad de los figurantes, los dioses del Olimpo y los héroes sin manchas, ella era la diva, en la pantalla y fuera de ella.
Carla Dora Podestà, alias Rossana, nació en junio de 1934 en Trípoli, cuando Libia formaba parte de los dominios del Reino de Italia. Con el conflicto mundial el país perdió sus colonias y muchos italianos de África tuvieron que desplazarse a la península. Los Podestà aterrizaron en Roma. Mona, lozana, graciosa e insolente, inocente y maliciosa a la vez, como una Lolita, no fue difícil para esta muchacha que aún frecuentaba el instituto destacar en los castings que animaban entonces la ciudad.
El primero en notarla fue el director Léonide Moguy, nombre casi olvidado de la cinematografía, que a mediados del siglo pasado firmó dos películas míticas sobre los adolescentes (con títulos en italiano, a pesar de ser ruso, y trabajar entre Francia y EE UU): Domani è troppo tardi (1949) y Domani è un altro giorno (1951). Rossana se incorpora en el segundo. “Siendo actriz”, declaró luego a la revista Época, “me ganaba dos duros, pero mi verdadera vida era otra”. Es el primer papel de una carrera que llegó a los 60 hasta mediados de los años ochenta.
En 1953 su sensualidad carnal centra, y a la vez altera, La Red, del mexicano Emilio Fernández. El año siguiente, hechiza al público —y no solo a los apasionados de intrigas mitológicas— en la piel de Nausicaa, en el Ulises de Mario Camerini, protagonizado por Kirk Douglas. A la vez, cabalga la ola del llamado “neorrealismo rosa”. Es la época de Guardie e ladri, de Steno (Stefano Vanzina) y Mario Monicelli (1951); Gli angeli del quartiere, de Carlo Borghesio (1952); Le ragazze di San Frediano, di Valerio Zurlini (1954). Apenas veinteañera, Rossana es una chica de portada. No tarda mucho en decidir que su porvenir estaba escrito en el cine.
La vida de la diva Rossana Podestà acabó pareciéndose a las aventuras de fuego y pasión que interpretaba, que fueran ambientadas en el mito o en la realidad más apremiante. Su aventura personal no fue menos poética, ni menos literaria. En 1954 se casó con Marco Vicario, con el que rodó en España Playa prohibida. Vicario la dirigió en varias películas, que contribuyeron a esculpir la fama de su guapa esposa más que marcar hitos en la historia del séptimo arte: Le ore nude (1964),Siete hombres de oro (1965), El gran golpe de los siete hombres de oro(1967), Il prete sposato (1970), Homo eroticus (1972), Paolo il caldo(1973).
A principios de los ochenta, llegó otro romance: ya divorciada, en una entrevista Podestà contesta a bote pronto a una pregunta bien manida: ¿Quién te llevarías a una isla desierta? “Me iría con Walter Bonatti”, declaró la actriz pensando que tener a un conocido escalador y explorador como compañero sería lo más apropiado para una aventura exótica. Bonatti le escribió una carta que más o menos se podría resumir en la siguiente frase: “¿Cuándo salimos?”. Ella contestó con su número de teléfono. Él la llamó y dijo que estaría libre en unos meses. “Ah, ¿esto es lo mucho que te intereso?”, se negó ella. El Rey de los Alpes volvió a llamar. La cita se fijó para el día después. Era el 2 de junio de 1981, Roma estaba celebrando la fiesta de la República. Desde aquella primera comida, ya no se separaron hasta la muerte de Bonatti, en 2011. Ahora ella le alcanza, en un epílogo perfecto para un poema épico, donde solo la muerte puede con tanto amor.

Charlotte Gainsbourg pasa del porno

Su negativa a masturbar a un actor X calienta el estreno de Nymphomaniac. Esta será su tercera colaboración con el realizador danés Lars von Trier. La actriz y cantante permanece inmune al escándalo, a pesar de haberlo vivido desde cría

Charlotte Gainsbourg en 'Nymphomaniac'. /Christian Geisnaes./elpais.com

A veces basta una chispa para quemar todo el bosque. En el caso de Charlotte Gainsbourg han sido unas declaraciones extraídas del Vanity Fair francés en referencia a su tercera colaboración con Lars von Trier, para la película Nymphomaniac, que se estrena este miércoles: “Nadie me había pedido que fuera tan lejos. Resultó excitante e intenso, con tanto sufrimiento… A veces me sentí realmente mal. Nunca había vivido nada tan fuerte”. Y añadía: “Lars lleva demasiado lejos sus obsesiones sexuales. Se pasa de explícito, tanto en su discurso como en las imágenes”. Reconocía haberse negado a masturbar a un actor porno y a compartir el plano mientras él se masturbaba. Y en la presentación en Copenhague, hace unos días, confesaba: “Las escenas de sexo no fueron tan duras como las de masoquismo. Esas resultaban vergonzosas y, sí, un tanto humillantes”.
Pero no hay que llamarse a engaño: Charlotte Gainsbourg lleva 30 años acostumbrada al escándalo. Desde el día en que entonó a dúo junto a su padre, el ínclito Serge, Lemon incest, la canción que transformaba una pieza de Chopin en un libidinoso canto de amor paterno-filial. Tenía 13 años. Y ya parecía inmune. “No fue un shock. Entendía que se trataba de una provocación”, comentaba en una entrevista reciente en la BBC.
Quizá por eso suena a sobredimensionado el eco de su protesta ante Von Trier. Sencillamente, estamos ante una artista –actriz, cantante, musa de Nicolas Ghesquière– que puede permitirse hacer lo que quiera. Por algo es hija del chanteur por excelencia y de Jane Birkin, y ejerce de manera innata de emblema del bobo (bohemian bourgeois). Carine Roitfeld, exdirectora de Vogue Paris, ha definido su magnetismo mejor que nadie: “Es el equivalente francés a Sofia Coppola: alguien que viene de una familia famosa y con un estilo cool que todas las chicas de París quieren tener. Hay algo en su forma de andar, con su chaqueta de cuero y el pelo en la cara, que es mitad de su madre, mitad de su padre, pero que le pertenece exclusivamente a ella”.
El estreno de Nymphomaniac viene precedido también por la pérdida de su medio hermana, la fotógrafa Kate Barry, que cayó de su apartamento en París a la calle. Esta semana, el clan se unía de luto en la iglesia de Saint-Roch rodeado por otras celebridades como Catherine Deneuve o Carla Bruni. La propia Charlotte ya vio la muerte de cerca en 2007. Mes y medio después de sufrir un accidente de esquí acuático, tuvo que ser intervenida de urgencia. “Mi cabeza estaba llena de sangre”, contaba sin pudor en una entrevista tras otra durante la promoción de IRM, el disco que le produjo Beck donde incluyó los sonidos de sus resonancias magnéticas.

Lars von Trier lleva demasiado lejos sus obsesiones sexuales", ha declarado la actriz
Convirtió su entrega a la locura (la pérdida de un hijo, la automutilación genital...) de Anticristo en parte de su recuperación. “Llevaba un año preocupándome de mi salud cuando me la ofrecieron. Quería olvidarme de mí y esa película era tan violenta que me arrastró a otro mundo”, contaba a este periódico en 2010. El encuentro con Lars von Trier le valió el premio a la mejor actriz en Cannes.
La película que ahora protagoniza se vende como “el viaje erótico de una mujer desde que nace hasta que cumple 50 años”. La ninfómana del título es, claro, Gainsbourg. La sola premisa ha llevado a los agoreros a señalar que estamos ante otro exabrupto misógino del danés. Su actual musa se adelantó a defenderle en The Hollywood Reporter: “Retratar a mujeres que sufren o se castigan no le convierte en un misógino. Mi papel podría haberlo escrito una mujer. De hecho, siento que estoy interpretando al propio Lars”.
La coproductora de todos los filmes de Von Trier, Marianne Slot, lo confirma al teléfono: “Es evidente que habla ante todo de sí mismo [risas]. Hay muchas historias rondando sobre Lars que magnifican su faceta oscura, obsesiva y cruel. En primer lugar, es un tipo fantástico con el que trabajar, siempre propone nuevos retos. La prueba no está en que Charlotte haya repetido tres veces, sino en que la mayoría de los que rodamos con él lo hemos hecho durante muchos años. No engaña a nadie sobre lo que quiere, y solo hay una manera de sacarlo adelante: con él, nunca contra él”.
Que se lo digan a Björk, la primera en despacharse con él tras Bailar en la oscuridad. “Necesita a las mujeres. Las envidia y las odia por ello. Así que tiene que destruirlas”, escribió la islandesa en su blog. Para Slot, es exagerado. “Por supuesto que te va a llevar muy lejos. ¿Demasiado? Eso ya debe valorarlo cada uno. Pero una cosa es irrebatible: lo que han hecho con él las grandes actrices que han estado a sus órdenes no se lo habíamos visto hacer en otras películas antes”. Dice que “hay muchas Charlottes: la divertida, la frágil, la fuerte… Pero la discreta prevalece sobre las demás”. La mejor fórmula, quizá, para sobrevivir con éxito al peso del apellido.

18/12/13

Siete películas porno mejores que la última de Lars von Trier

Sus actores avisan: el sexo explícito de Nynphomaniac no excita al respetable Rescatamos siete joyas de cine erótico que sí lo ha excitado al respetable

Escema muy lúbrica de Nymphomaniac de Lars von Trier./elpais.com

"Hubo dos cosas que me negué a hacer en Nymphomaniac:masturbar a un actor porno y aparecer en el mismo plano con él mientras se masturbaba". Son palabras de Charlotte Gainsbourg, protagonista de la última criatura de Lars Von Trier. El realizador de la provocación estrena el 25 de diciembre –oportunísima fecha– su filme sobre la vida de una ninfómana, donde el personaje encarnado por la hija de Jane Birkin narra qué significa eso de vivir con una adicción al sexo en el historial de trastornos personales.
La película contiene escenas explícitas, de sexo anal y oral a tres bandas, un montaje de penes y cuestiones masoquistas. La debutante Stacy Martin contó con una doble para las escenas más embarazosas. "Se llamaba Cindy. Creo que es una estrella del porno en Alemania", dice. Así, cuando todo estaba adquiriendo tintes verdaderamente ígneos, es el coprotagonista de la historia, Stellan Skarsgard, quien lanza el jarro de agua fría: "La pornografía solo tiene un propósito, que es excitarte para que te masturbes. Pero si ves Nymphomaniac,es una peli porno mala. Después de verla un rato, apenas reaccionas a las escenas de sexo explícito. Se vuelven tan naturales como un bol de cereales". Acabáramos.
Cabe imaginar que lo de excitar no sea la intención de Lars von Trier, que lo que este señor intenta es hacer otra cosa más profunda. O puede que sí, y que todo sea un fiasco ("imbecilidad con ínfulas de transgresión", escribió Carlos Boyero, sobre Anticristo, una de las últimas afiliaciones Gainsbourg-Von Trier). Pero por si acaso, proponemos recordar siete joyas alternativa del erotismo. Porque existe la pornografía de arte y ensayo. Y no es lo que hace Lars Von Trier, sino que también excita. Desempolvemos, pues, la videoteca.
1. El diablo y la señorita Jones (Gerard Damiano, 1973).

Si Miguel Mihura se hubiera dedicado al porno, probablemente habría firmado esta fascinante pieza. La señorita Jones, virgen a los 40, decide suicidarse por lo aburrido de su existencia. Una vez en el cielo, y a pesar de su conducta mojigata en la Tierra, es expulsada al infierno por haberse quitado la vida.
Se trata de la gran obra maestra de Gerard Damiano, más conocido por Garganta profunda, que obtuvo elogios múltiples de la intelectualidad neoyorquina. Que la masa no nos ciegue: El diablo y la señorita Jones mola bastante más.

2. Cafe Flesh (Rinse Dream, 1982)
Se han inventado muchos cuentos posapocalípticos, pero ninguno imaginó que un ataque nuclear dividiría a la población entre alérgicos al sexo y provocadores profesionales del onanismo. Lo haceCafe Flesh, un híbrido entre pornografía y ciencia ficción, que tiene segunda y tercera parte.
"Es uno de los títulos más interesantes de los 80, una década que, sin embargo, no fue muy buena para el género, porque la explosión de la industria XXX y la llegada del vídeo provocaron una disminución de las producciones más artísticas en pro de las comerciales", cuenta el periodista y experto Luis Landeira.
3. La orina y el relámpago (hermanos Lapiedra, 2004).
"La película porno ha muerto en España", sentencia Paco Gisbert, periodista especialista en el género. Pero en la primera década del año 2000 daba sus últimos coletazos, como muestra esta delicia del surrealismo encumbrada por Agustí Villaronga, que llegó a compararla con la filmografía de Stanley Kubrick.
El argumento es así de crudo: dos prostitutas bulímicas, lesbianas y adictas a la cocaína, inician un truculento viaje hacia la destrucción propia.

4. Hot Rats (Narcís Bosch, 2003).
El porno español no se entiende sin la perversa mente de Narcís Bosch, que rodó esta película en solo una semana en un hospital de Terrassa, con el célebre Nacho Vidal en el reparto. A juicio de Paco Gisbert, Hot Rats contiene una de las mejores escenas de sexo jamás rodada en la pornografía nacional: Bibian Norai y Malena Conde se enfrentan en un ring de boxeo. No es difícil imaginar el modo en que se desarrolla el enfrentamiento...
Fue la película extranjera vencedora en los AVN (Oscars del porno) de 2005.

5. Night trips (Andrew Blake, 1989)
Night trips es una de las perlas del movimiento porno-chic, nacido a finales de los 80, con una marcada preocupación estética. "Es una obra estilizada y bonita, Con modelos, escenarios de lujo, música sugerente y sexo casi coregrafiado", asegura Paco Gisbert.

Belleza y pornografía se abrazan en un mismo concepto. Lo explica Gisbert: "El cine porno puede tener los mismos referentes y criterios de calidad que el cine convencional. La pena es que sea poco conocido".


6. Tras la puerta verde (Artie Mitchell, 1972)
Tras la puerta verde es al cine porno lo que El Padrino al cine convencional: magna e indiscutible obra maestra. Con elementos de thriller (los malos secuestran a una jovencita a la que luego sodomizan), la película está encuadrada en la llamada Edad de Oro del Porno (la producción del género en Norteamérica en la década de los 70). Otras películas de la misma corriente son Barbara broadcast, Debbie does Dallas o The opening of Misty Beethoven.

17/12/13

Fallece Joan Fontaine, uno de los últimos eslabones con el Hollywood dorado

La actriz fue la protagonista de Rebeca y ganó un Oscar por Sospecha Ha muerto en su casa de Carmel, California, a los 96 años

Joan Fontaine en una umagen de 1948./elpais.com


Joan Fontaine (Tokio, 1917) falleció el domingo mientras dormía en su casa de Carmel (California) a los 96 años. Con su muerte se rompe uno de los últimos eslabones con la edad dorada de Hollywood. Fontaine, que alcanzó el estrellato gracias al productor David O. Selznick, fue una de las actrices favoritas de Alfred Hitchcock y obtuvo un Oscar porSospecha. Su carrera artística abarcó seis décadas, aunque declinó claramente a partir de los años cincuenta, y aspiró a otros dos Oscar, que no consiguió, por Rebeca (película que daría nombre a la prenda de vestir epónima) y dando la réplica a Charles Boyer en La ninfa constante (1943). Pero tanto o o más que por su carrera, Fontaine fue famosa por la enconada rivalidad que la enfrentó a otra actriz rutilante, su hermana mayor, Olivia de Havilland.
Olivia fue la primera en probar suerte en Hollywood, lo que forzó a Joan a cambiarse de apellido en los años treinta, cuando empezó a conseguir papeles menores en películas no siempre memorables y que, sin duda, estaban a una distancia sideral del clásico que su hermana protagonizó en 1939, encarnando a la Melanie de Lo que el viento se llevó. Sin embargo fue en Fontaine, no en de Havilland, en quien Selznick puso los ojos en la fiesta en la que le presentó a un prometedor director, Alfred Hitchcock.
Junto a él rodó Rebeca (1940) y al año siguiente Sospecha, trabajos ambos por los que recibió una candidatura al Oscar; lograría la estatuilla a la mejor actriz con la segunda cinta, convirtiéndose, a sus 24 años, en la ganadora más joven del premio. Fue esta victoria la que envenenó para siempre la relación entre estas actrices nacidas en Japón, donde su padre trabajaba como abogado de patentes. La distinguida familia de expatriados británicos, emparentados lejanamente con la realeza, no se mantuvo mucho tiempo unida. El matrimonio acabó cuando Joan tenía dos años. La madre se trasladó con sus dos hijas a California, donde se casó con George Fontaine, de quien la menor tomaría el nombre artístico. Allí, Joan y Olivia recibieron una formación exquisita pero espartana: la madre, una actriz formada en la venerable Real Academia de Arte Dramático (RAMA) londinense, las obligaba a recitar a Shakespeare tras la cena. Si su dicción no era perfecta, recibían un golpe en los nudillos.
Con semejante entrenamiento, Olivia se consolidó como actriz rápidamente cuando la Warner la emparejó cinematagráficamente con Errol Flynn. La hermana, que durante un tiempo fue su chófer, lo tuvo más difícil. Aunque Irving Thalberg le ofreció su primer papel en No más mujeres (1935), después pasó año y medio inactiva. No empezaría a abrirse paso de verdad hasta que Katharine Hepburn, con la que coincidió en Olivia (1937), se la recomendó a un productor de la RKO.
El año que Fontaine ganó el Oscar por Sospecha, De Havilland concurría por Si no amaneciera. Fontaine no solo se hizo con la estatuilla, sino que se negó además a aceptar las felicitaciones de su hermana. No volvieron a dirigirse la palabra. De Havilland ganaría en años posteriores otros dos Oscar, por La heredera y Vida íntima de Julia Norris. Fontaine y De Havilland, todavía con vida a sus 97 años, son las únicas hermanas que han conseguido un Oscar en la historia de estos premios. Pero como declaró Fontaine en una entrevista, la rivalidad siempre estuvo ahí. “Mi hermana es un león. Yo, un tigre. Y según las leyes de la jungla nunca podremos ser amigas”, dijo. Incluso durante la reunión de legendarias ganadoras del Oscar que organizó la Academia en 1979, las dos hermanas fueron situadas en extremos opuestos del escenario.
Además de sus trabajos junto a Hitchcock, la única actriz que trabajó con el maestro del suspense que consiguió un Oscar, Fontaine protagonizó Jane Eyre junto a Orson Welles, September Affair (1950), con Joseph Cotten, y Una isla al sol (1957), donde el romance interracial que protagonizaba con Harry Belafonte no ayudó a relanzar una carrera que a partir de esa década se fue dispersando.
Casada y divorciada en cuatro ocasiones, Fontaine deja dos hijas de sus diferentes matrimonios. “En el momento que escucho la marcha nupcial, se acabó el matrimonio”, comentó en una ocasión. La actriz también fue una reconocida interiorista y piloto profesional.

16/12/13

Este es el documental que censuró Cine Colombia

Munir Falah, presidente de la compañía, incumplió un acuerdo con el Centro De Memoria Histórica y le dijo no al trailer del documental No hubo tiempo para la tristeza

No hubo tiempo para la tristeza, documental sobre el conflicto armado colombiano/CMH


El Centro De Memoria Histórica lleva ocho años trabajando con relatos, imágenes e investigaciones para que Colombia no olvide su tragedia de dolor y guerra acumulados en 50 años de conflicto armado. Con este propósito, su director Gonzalo Sanchez, había hecho un acuerdo por $140 millones con Cine Colombia para la divulgación de una pieza del documental No hubo tiempo para la tristeza en siete de sus salas de cine en el país; tal como hace con los cortos nacionales.
Sin embargo, el presidente de la compañía Munir Falah, consideró que el documental era muy fuerte y tenia escenas demasiado crudas, olvidando que este estaba construido sobre la realidad del conflicto en Colombia. Este es el documental que Cine Colombia no quiso pasar.

Muere Peter O'Toole, la mirada de Lawrence de Arabia

El actor, que alcanzó el estrellato en la piel del coronel británico, fallece a los 81 años, según han informado sus agentes

Peter O’Toole, que prestó su piel y sus gestos para personificar a Larwrence de Arabia. /elpais.com



Fue el protagonista de una de las verdaderas joyas legadas por el cine, ese Lawrence de Arabia de intensísima mirada azul que propulsó la carrera de un actor irlandés tan talentoso como vividor y amante del buen whisky. Los ojos de Peter O’Toole se apagaron definitivamente en un hospital de Londres, donde falleció a los 81 años después de una larga enfermedad que su agente no precisó.
Aquel papel del aventurero inglés que se sumó a la revuelta árabe durante la Primera Guerra Mundial, las decenas de películas que le siguieron y también los numerosos escenarios en los que bordó a los clásicos a lo largo de medio siglo acabaron convirtiendo a este intérprete en toda una leyenda de su oficio.
Cuando el director David Lean reclutó a O’Toole para que encarnara en la gran pantalla al oficial del ejército británico TH Lawrence en la épicaLawrence de Arabia (1962), el actor nacido en Connemara (República de Irlanda) era un desconocido del gran público que se había bregado en los teatros de Bristol y Londres desde los 17 años. Su salto a primera línea de la profesión fue fulminante y le abrió la llave de un Hollywood en el que desembarcó de la mano de una generación de grandes intérpretes británicos de sólidos recursos interpretativos, pero temperamento más bien iconoclasta. “Sí, con (Richard) Burton y Richard Harris pregonábamos los 60. Bebíamos en público y hacíamos abiertamente lo que todo el mundo hacía entonces en privado”, se jactaba el actor.
Fue, como ellos, una gran estrella, que dio lo mejor en papeles inolvidables como su Enrique II en Beckett, el profesor de Adiós Mr Chips, El león en invierno o, ya en su madurez, el actor desencantado y rebelde de Mi año favorito. Nunca se olvidó de los escenarios, en Londres, en Nueva York o en Dublín, donde interpretó un sinfín de papeles shakespearianos, de Beckett, de Shaw, de Chejov, en el que siempre consideró su medio natural. Peter Seamus Lorcan O’Toole amaba la literatura, declamar y, en especial, los sonetos de su amado William Shakespeare.



Pero para las grandes audiencias siempre fue Lawrence de Arabia, el papel que se lo dio casi todo, excepto uno de los siete Oscars que recabó la película (entre ellos, Mejor película y Mejor director). O’Toole fue nominado en ocho ocasiones, pero sólo consiguió la estatuilla cuando le fue concedida a título honorífico hace diez años. Entonces estuvo a punto de rechazarla, más exactamente de pedir que retrasaran su entrega hasta que cumpliera los 80 años, “porque todavía estoy en el juego y aún podría tener la oportunidad de ganar ese mocoso (en alusión al Oscar)”, dijo entonces. Siempre expresaba lo que pensaba —lo que no siempre le granjeó simpatías en el gremio— e intentó ser consecuente con su modo de pensar cuando, en 1987, rechazó el título de caballero de la reina Isabel II por razones personales y políticas. Esta fue una de sus perlas: “Al contrario que los actores, el público y los críticos están absolutamente faltos de preparación. El primero solo piensa en divertirse, y los críticos, que por lo general son artistas frustrados, derraman sobre nosotros sus bilis, insatisfacciones y complejos…”. Apenas vivió en su Irlanda natal, pero ejerció de irlandés por todos sus poros (su padre era irlandés y su madre escocesa) a pesar de que algunos medios aseguraban que en realidad era oriundo de la ciudad inglesa de Leeds, y no de la irlandesa Connemara.
La última ocasión fallida se produjo en 2006, cuando la Academia de Hollywood volvió a incluirlo en la lista de candidatos a mejor actor principal por su interpretación de un actor viejo y lascivo en el filme británico Venus. Fue derrotado por el americano Forrest Whitaker (El último rey de Escocia) y un O’Toole ostensiblemente envejecido no ocultó su decepción. El año pasado decidió finalmente arrojar la toalla y despedirse de un oficio al que, según sus propias palabras, estaba “profundamente agradecido, porque me ha permitido trabajar con gente estupenda, con buenos compañeros con los que hemos compartido el inevitable destino de todos los actores: fracasos y éxitos”.
Peter O’Toole deja dos hijas y un hijo habidos respectivamente de sus matrimonios con la también actriz Sian Phillips y con Karen Brown, además del legado de una carrera plagada de títulos sobresalientes y también de algunos proyectos fallidos de los que nunca se arrepintió, porque agradecía de su oficio que le hubiera procurado estabilidad económica, además de fama y prestigio.
Fue extrovertido y alegre, también díscolo y combativo, y sobre todo fue el propietario de unos magnéticos ojos de azul intenso capaces de inundar toda una pantalla.

14/12/13

James Bond, un alcohólico con riesgo de cirrosis e impotencia según estudio

James Bond, el espía británico más famoso de todos los tiempos, corría el riesgo de padecer cirrosis, impotencia y otros problemas de salud debido a su alcoholismo, según un estudio publicado por la revista científica British Medical Journal (BMJ)


Bond, James Bond, cuando Sean Connery le prestó su piel y sus gestos en una saga larga./lainformacion.com

La investigación divulgada en una edición especial por Navidad del BMJ, basada en el análisis de las 14 novelas de Ian Fleming, recoge que el Agente 007 consumía cinco de sus "Martini, agitado, no revuelto" diarios y que su hábito de consumo implicaba incluso "riesgo de muerte".

Las conclusiones publicadas revelan que semanalmente Bond ingería 92 unidades de alcohol (736 gramos), una tasa que multiplica por cuatro el máximo recomendado para un varón en el Reino Unido.

"El nivel de funcionamiento físico, mental y sexual que llevaba Bond de acuerdo con las novelas, es incompatible con el nivel de alcohol que consumía", concluye el estudio realizado por doctores de Nottingham y Derby (Inglaterra).

El carismático agente británico 007 consumió 1.150 unidades de alcohol (9.200 gramos) en 88 días y a lo largo de todas sus novelas, solo estuvo trece días sin probar el alcohol.

Los expertos anotaron durante la lectura de los libros la cantidad de alcohol que bebía el espía sin contar los días que permaneció preso, en el hospital o en un centro de rehabilitación.

Tras esto llegaron a la conclusión de que "no es el hombre al que se le confiaría la desactivación de una bomba nuclear".

El estudio concreta que James Bond aumentó el consumo de alcohol durante "Casino Royale" en 1953 y en "Goldfinger" (1959) parece que disminuye aunque durante la trama de "Sólo se vive dos veces", en 1964, registró nuevos picos que los investigadores atribuyen a la muerte de su esposa un año antes en "Al Servicio de su Majestad".

Los autores de la investigación plantean que sus conclusiones son positivas frente a la preocupación por el consumo de alcohol, al que se atribuyen 2,5 millones de muertes cada año en todo el mundo.

13/12/13

Un ‘outsider’ en Hollywood

Un repaso a la carrera de uno de los más grandes actores: Robert Charles Durman Mitchum o simplemente Robert Mitchum

Robert Mitchum, un malo atractivo./elpais.com

Tenía una cara seca, recia, angulosa, con un hoyuelo en el mentón, un aspecto frío y distante y unos ojos permanentemente somnolientos fruto, según explicó en una ocasión, de las lesiones que en su día le produjo el boxeo y de un insomnio crónico. Era Robert Charles Durman Mitchum o simplemente Robert Mitchum para los millones de aficionados al cine. Un actor que siempre se río un poco de sí mismo; que despreciaba el mundo de Hollywood; una especie de outsider, un hombre que vivió toda la vida fuera de las normas establecidas.
Nació el 6 de agosto de 1917 en Bridgeport, en el estado de Connecticut y tuvo una infancia dura y difícil que marcó toda su vida. Su padre, un trabajador del ferrocarril, murió en un accidente cuando él tenía solo dos años, un hecho que le afectó profundamente.
Fue un niño rebelde y pendenciero, un verdadero trasto. En una ocasión hizo sus necesidades en el sombrero de un profesor, razón más que suficiente para que fuera expulsado del colegio. Pero a la vez que travieso, era un chaval inquieto, inteligente y un lector voraz. A los catorce años se fue de casa. Se subió a un tren de mercancías y se marchó al sur de los Estados Unidos. Era la época de la “Gran Depresión” y el joven Mitchum erró sin un rumbo fijo, fue un vagabundo más, como miles de hombres en aquella época.
Lavó platos, recolectó frutas, pasó algunos días en la cárcel por vagancia y trabajó como peón hasta que se unió a una compañía teatral. Nunca fue un actor vocacional. “El método que sigue Rin Tin Tin es suficientemente bueno para mí. Él nunca se preocupa de la motivación, de los conceptos y de toda esa basura”, llegó a decir. Se metió en este mundo por pura necesidad o, más bien, porque eso le permitía ligar con chicas. En 1940 se casó con Dorothy Clements Spence, la mujer que le acompañó el resto de su vida y con la que tuvo tres hijos.
Trabajó también en una fábrica de aviones. Un empleo que tuvo que abandonar porque, debido al estrés, se estaba quedando casi ciego. Fue entonces cuando probó fortuna seriamente en el mundo del cine.
Comenzó de extra y poco a poco fue consiguiendo pequeños papeles. Su físico le hacía el actor ideal para interpretar a tipos duros: vaqueros, soldados, detectives privados, vagabundos, unos antihéroes en los que mezclaba como nadie la rudeza de su cuerpo con unas elevadas dosis de cinismo, un cinismo que sacaba a relucir también fuera de las pantallas. “La RKO hizo la misma película conmigo durante diez años. Eran tan parecidas que llevaba el mismo traje y la misma gabardina Burberry”, recordaba.
Los estudios intentaron cambiarle el nombre porque consideraban que ese “Mitchum” no era nada comercial, pero él se negó como un pequeño homenaje a ese padre al que prácticamente nunca conoció.
En 1945 recibió una selección al Oscar como actor de reparto por una película bélica, También somos seres humanos. Debido a ese éxito intervino en grandes títulos de cine negro como Encrucijada de odios y Retorno al pasado. Pero en 1948 un hecho sacudió su vida: fue detenido por fumar marihuana y condenado por posesión de drogas, una sentencia que estuvo a punto de acabar con su carrera. Gracias al apoyo que le brindó el magnate Howard Hughes pudo salir del bache.
A Robert Mitchum le recordamos paseando junto a John Wayne por las calles de El Dorado; formando parte del desembarco de Normandía en El día más largo, haciendo del investigador Philip Marlowe en Adiós, muñeca o en títulos como Río sin retorno, El cabo del terror o La hija de Ryan, pero hay sin duda un papel por encima de todos los demás: el del falso predicador Harry Powell en La noche del cazador. Un rodaje complejo porque Charles Laughton, el director, y Robert Mitchum se enzarzaron en decenas de peleas y discusiones debido a que el actor seguía bebiendo y tomando drogas.
“Todo lo que se ha escrito sobre mí es verdad”, afirmo en una ocasión. “El alcohol, la peleas, las mujeres…todo es verdad”. Era cierto: siguió bebiendo y fumando hierba hasta el final de sus días. Murió el 1 de julio de 1997 en Santa Bárbara, California, a los 79 años. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas esparcidas en el mar. Por propio deseo, no se celebró ninguna ceremonia en su recuerdo. “Realmente no me merezco todo lo que he conseguido. He tenido una vida privilegiada, lo sé”, confesó poco antes de morir.

Murió la actriz Eleanor Parker, la baronesa en "La novicia rebelde"

La artista falleció el pasado lunes a sus 91 años, víctima de complicaciones derivadas de una neumonía


Eleanor Parker La actriz interpretó a la baronesa en La novicia rebelde./semana.com

Eleanor Parker, la actriz que encarnó a la baronesa en "The Sound Of Music" (La novicia rebelde) en 1965, junto a Julie Andrews y Christopher Plummer, murió el lunes en la localidad estadounidense de Palm Springs, California, a la edad de 91 años a causa de una neumonía 
Parker fue nominada tres veces al Oscar en la categoría de Mejor Actriz: en 1951 por "Caged" -por la cual ganó el premio del Festival de Venecia-; en 1952 por "Detective Story" -junto a Kirk Douglas-; y en 1956 por "Interrupted Melody".
"The Sound Of Music", de 1965, fue su última película importante en el cine. Luego de grabar el célebre filme, la actriz siguió actuando en televisión principalmente, gracias a lo cual fue nominada a un Globo de Oro por "Bracken's World", en 1970.
Otras cintas en las que participó son "Pride of the Marines" (1945), con John Garfield; "Scaramouche" (1952), con Stewart Granger; "Escape From Fort Bravo" (1953), con William Holden; y "The Man With the Golden Arm" (1955), con Frank Sinatra.
También actuó al lado de Charlton Heston en el filme "The Naked Jungle" (1954), titulada "Marabunta" en Suramérica y ambientada en la selva amazónica.

12/12/13

"Nymphomaniac", un tráiler de sexo para olvidar el amor

El tráiler de Nymphomaniac

Nymphomaniac, romperá tabués Lars Von Trier./elpais.com

Narra la historia de Joe, una ninfómana autodiagnosticada, de la infancia hasta la cincuentena. De hecho, ella misma la narra, al doctor que la encuentra en un callejón, después de haber recibido una paliza salvaje. Está dividida en dos películas, debido a su duración (más de cinco horas), y en ocho capítulos. Y será muy, pero muy explícita. Hasta el punto de que Nymphomaniac se estrenará en dos formatos distintos: primero llegarán a las salas –el 25 de diciembre en España – las dos partes del filme en una versión suavizada (unas cuatro horas en total). Unos meses después, también se podrá ver Nymphomaniac tal y como su director la quiso.
Gracias a su argumento, y a una campaña de promoción imparable, ya se sabe todo esto y mucho más de la nueva película del danés Lars von Trier. Lo que, de paso, ha dejado una secuela de polémicas casi a la altura de las que generó el director cuando declaró, en el festival de Cannes de 2011: “Entiendo a Hitler”.
Por si fuera poco, de Nymphomaniac también se ha conocido el lema ("olviden el amor"), se han visto los posters con sus 14 protagonistas, de Willem Dafoe a Charlotte Gainsbourg, simulando un orgasmo, y se ha podido leer una entrevista donde Shia LaBeouf, uno de los actores de la película, declaraba: “Lars von Trier es un tipo peligroso. Estoy aterrado. El filme es lo que crees que es. Hay una advertencia al principio del guion que dice que todo lo que se hará en el rodaje se hará de verdad. Las prácticas ilegales serán filmadas fuera de foco”.
Ahora os proponemos el tráiler en español de Nymphomaniac. “Quizás la única diferencia entre yo y otras personas sea que yo siempre le he pedido más a la puesta del sol”, asegura Joe, la protagonista, en el vídeo. Para saber si es cierto, solo faltan unas semanas.